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¿Cómo influye la actividad física en la salud mental?

Durante la infancia y la adolescencia nuestro cerebro presenta una gran plasticidad neuronal. ¿Qué quiere decir esto y cómo afecta a nuestra salud? Es la capacidad que tiene nuestro sistema nervioso para ir cambiando, creando estructuras, conexiones, en función del medio. En definitiva, ir aprendiendo con mayor facilidad.

Beneficios del ejercicio en nuestra salud mental

Sabemos que el ejercicio físico se asocia con numerosos beneficios para la salud; por lo tanto, la realización de actividad física de manera habitual también se va asociar con la plasticidad cerebral y en consecuencia, con el aprendizaje durante la infancia y la adolescencia.

Recientes estudios demuestran que la actividad física no solo mejora la motricidad y favorece a la plasticidad cerebral, si no que favorece también el aprendizaje significativo y la memoria.

Nuestro cerebro se desarrolla de manera continua, es decir, nunca para de cambiar; y esto es muy importante para la plasticidad cerebral. Este proceso de “cambio” lo modulan compuestos que actúan sobre el sistema nervioso central como, por ejemplo, las drogas, los opioides, pero sobre todo, las hormonas. Al realizar entrenamiento físico se aumenta la secreción de diferentes hormonas, como por ejemplo, adenohipofisaria, la hormona del crecimiento, lo que influye directamente en el desarrollo de nuevas conexiones, y por lo tanto, de nuevos aprendizajes.

Sabemos, además, que el ejercicio físico ayuda al desarrollo de habilidades como el liderazgo, el trabajo en equipo, capacidad de razonamiento, control de la ansiedad y autocuidado, impactando positivamente en el proceso de aprendizaje y desarrollo, y desencadenando efectos placenteros y motivacionales que contribuirán a seguir realizando ejercicio secretando diferentes hormonas, que además de beneficiar al estado físico, también lo hacen a la salud mental.

Desde la Antigüedad, escuchamos “sana in corpore sano” y suena lógico, nadie lo refuta. Al mantener unos niveles considerables de activación física favorecemos que nuestros hijos creen un “colchón” de conexiones neuronales, que además de facilitarles el aprendizaje a corto plazo, hace más difícil la degeneración a largo plazo, y les ayuda a crear hábitos y rutinas.

Por Lucía López Maroto

@_lucialopezm

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