Mindfulness se entiende como el ser plenamente consciente de lo que ocurre en el momento presente, sin filtro ni prejuicios de ningún tipo. Asimismo, la persona debe aceptar lo que le está sucediendo en ese momento, en vez de esperar o buscar que suceda algo diferente, por lo que se entiende como una aceptación de lo que está sucediendo en el presente, que al no juzgarlo se puede producir una apertura en la visión de la persona, lo que le permitirá captar elementos del momento que tal vez hubiera ignorado, al estar rechazando o juzgando la situación.
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¿Cómo puede ayudarnos el Mindfulness en el desarrollo de habilidades?
El Mindfulness ayuda a trabajar ciertas habilidades que le permitirán a la persona poder alcanzar ese pensamiento sin prejuicios, se adopta una posición de observador con la que se busca llegar a la aceptación de experiencias, emociones y pensamientos que en algún momento pudieron ser difíciles. No obstante, se debe tener en cuenta que dichas habilidades se deben desarrollar por medio de un trabajo constante y regular.
De manera más específica, Mindfulness se ha aplicado al ámbito deportivo, ya que éste puede traer beneficios para el deportista, especialmente en su rendimiento. Por ello, se desarrollaron intervenciones que buscan ayudar al deportista a alcanzar un nivel óptimo de desempeño, pues este nivel se ve frecuentemente obstaculizado por factores como el perfeccionismo, la ansiedad, los pensamientos negativos, problemas en la concentración, poca regulación emocional, entre muchos otros. Por lo que un atleta mindfull podrá desarrollar conciencia en torno a sus propios pensamientos, emociones y sensaciones corporales y se relaciona con ellos de una manera más sabía y llena de consciencia.
Esta relación está caracterizada por una aceptación radical y profunda de su propia experiencia, lo que implica ser consciente a cada momento no sólo de su propia experiencia sino también de lo que está ocurriendo a su alrededor. Por ello, no ha de perder tiempo en controlar nada (que no sea la propia atención) y no ha de invertir tiempo y energía para eliminar ni cambiar nada que esté valorando negativamente (ya que también aprende a no juzgar la experiencia y a no reaccionar ante ella ni contra ella). Consecuentemente, estará más focalizado en la tarea, podrá responder o realizar su ejecución con mayor precisión y exactitud, sufrirá menos distracciones y el aprendizaje de lo entrenado y aprendido podrá fluir de forma libre y automática. En definitiva, debido a las consecuencias negativas que pueden derivarse de tener como objetivo de intervención el controlar o cambiar lo que se está experimentado, en el contexto del deporte, y especialmente para los atletas o competidores de alto nivel, merece la pena abogar por la práctica del mindfulness, la cual no implica el control sino podríamos decir “gestión o aceptación consciente” de nuestros eventos privados.
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Entrenando Mindfulness
El entrenamiento en Mindfulness se realiza por medio de unos ejercicios que buscan trabajar estrategias para así desarrollar las habilidades de conciencia y aceptación, entre otras. Entre estos ejercicios se usa la meditación principalmente cuyo enfoque principal es la respiración, permitiendo que la persona esté totalmente envuelta en el presente, así en el instante en que la mente se vaya a otro momento, la respiración le ayuda a la persona a volver al aquí y ahora. Otro ejercicio es el escáner corporal, el cual es de gran ayuda para el entrenamiento en Mindfulness pues “entrena la atención” de tal manera que lleva a que la persona maneje de manera consciente su atención, ya sea para expandir y experimentar su cuerpo como un todo, o para reducirla para experimentar una parte específica del cuerpo (Mindful Staff, 2012).
En conclusión, la persona que practica mindfulness aprende a observar y aceptar los pensamientos, las sensaciones y las emociones que experimenta, nos permite contemplar los pensamientos, emociones y sensaciones que experimentamos como eventos que fluyen de forma continua y cambiante. Observándolos, siendo conscientes de su carácter transitorio, abandonamos el patrón habitual de juzgarlos y considerarlos como “cosas” que poseen entidad propia, pues aprendemos a observarlos sin reaccionar necesariamente ante ellos y generamos sabiduría en cuanto a su carácter efímero. Consecuentemente, aprendemos a ser más conscientes de los pensamientos y las emociones que tienen lugar en cada momento, cambiando nuestra forma de relacionarnos y de reaccionar ante ellos. De este modo, los pensamientos y los sentimientos pasan a contemplarse como eventos mentales transitorios que no tienen por qué reflejar la realidad del momento presente.
Por Betty San Gil