La práctica del deporte supone un hábito saludable que proporciona a quienes lo practican numerosos beneficios tanto físicos como psicológicos. Esta práctica se relaciona con mejoras en la calidad de vida y deriva en un mayor bienestar emocional.
El deporte mejora la condición física del individuo, y su práctica moderada supone una mejoría de la salud en términos de aumento de la longevidad, reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, estabilización del peso corporal, mejora de la calidad de sueño, reducción de factores de riesgo asociados a la obesidad, incremento de la capacidad pulmonar, y un largo etcétera que refleja los beneficios en concepto de salud física corporal que la práctica moderada de deporte proporciona a aquellos que lo practican.
Estas mejoras en la salud física se traducen en mejoras en bienestar emocional debidas a la reducción del estrés asociado a las enfermedades previamente mencionadas, cuyo riesgo de padecerlas se ve reducido gracias a la práctica deportiva.
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Bienestar emocional asociado al deporte
Este beneficio en el bienestar emocional proporcionado por el deporte se aprecia en variables psicológicas básicas, como la competencia y sensación de autoeficacia, la socialización que la práctica deportiva facilita y la autonomía que adquieren los deportistas. También se aprecia en variables psicológicas adaptativas como optimismo, entendido como la capacidad de las personas de extraer lo positivo de todas las experiencias y desarrollar expectativas de confianza de cara al futuro; felicidad, entendida como una sensación de bienestar emocional obtenida en el deporte a través de la consecución de objetivos; y satisfacción vital, entendida como la valoración positiva de los factores que componen la vida de una persona.
Otra de las variables psicológicas que se ven influidas por la práctica del deporte, que supone uno de los mayores predictores en lo que respecta a la calidad de vida de las personas, y que ha sido objeto de numerosas investigaciones, es la autoestima. La autoestima, entendida como la valoración que las personas hacen de su autoconcepto, es una variable psicológica que aumenta gracias a la práctica del deporte. Esta correlación ha sido probada gracias al estudio de Vallejo, A. G., & Jiménez, M. A., 2022, donde afirman cómo la práctica deportiva influye positivamente en varias dimensiones de la autoestima como son el desempeño social y académico, las relaciones familiares, el entorno social y el autoconcepto. Además, la práctica deportiva influye positivamente en la percepción de la propia imagen corporal, mejorando el autoconcepto físico de quienes hacen deporte.
Hay que tener en cuenta el hecho de que la consecuente mejora del bienestar emocional que supone el deporte propicia su recomendación en el tratamiento de la depresión y estrés, así como estrategia preventiva.
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Para finalizar, es necesario señalar algunas precauciones a tener en cuenta en lo que respecta a la práctica deportiva. Estas están relacionadas con la prevención de lesiones, para lo cual es necesario educar a los jóvenes en la importancia de los calentamientos y estiramientos que deben ser realizados en cada práctica deportiva. También es necesario adaptar la intensidad, frecuencia y duración de la práctica deportiva a las capacidades individuales de cada uno. Todo ello estaría encaminado a reducir la probabilidad de sufrir lesiones físicas, las cuales suponen un impacto emocional en el individuo que puede ser perjudicial, por lo que es necesario controlar en la medida de lo posible su aparición.
Por Miguel Gómez