El efecto placebo es un fenómeno neurobiológico, presente en el contexto clínico desde finales del siglo XVIII. Actualmente es un concepto extendido en el lenguaje cotidiano, y definido de distintas maneras en la literatura médica y psicológica. ¿Pero, realmente sabemos cómo funciona?¿Cuáles son las bases neurológicas de este? ¿Existe lo contrario al efecto placebo?
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¿Cómo funciona el efecto Placebo?
Un placebo se define como una sustancia que, careciendo objetivamente de acción farmacológica, produce efectos curativos en la salud del paciente cuando se encuentra sugestionado respecto a su eficacia terapéutica.
Además de encontrarlo en el contexto farmacológico, también se puede extrapolar a otras áreas como la fisioterapia o la cirugía.
Explicaciones del efecto placebo
Para explicar el funcionamiento del efecto placebo, debemos hacerlo desde una visión multidimensional. Causas diversas como la conducta verbal y no verbal en la práctica clínica, mecanismos neurológicos y hormonales, e incluso las propias creencias y expectativas del paciente pueden actuar como factores explicativos.
Variables contextuales
Variables contextuales como el tono de voz, la expresión corporal, el contacto visual o el apoyo del profesional son capaces de modificar la experiencia del dolor, actuando como un analgésico.
Lo mismo ocurre con las características del propio fármaco, observándose un mayor efecto placebo en fármacos inyectados frente a pastillas, medicamentos con mayor tamaño y dosis más elevadas.
Estos elementos influyen en los pensamientos y comportamientos del paciente, alterando el sustrato hormonal de la segregación de oxitocina.
Además, factores intrínsecos al paciente como su estado psicoemocional, sus propias expectativas, el género o la edad resultan también de gran relevancia en la explicación de este fenómeno.
Procesos neurologicos y hormonales
Por otro lado, las investigaciones demuestran que cada vez hay más información sobre los procesos neurológicos y hormonales del efecto placebo. Entre otros, encontramos:
- Sistemas de recompensa y vías dopaminérgicas (núcleo accumbens) que promueven el refuerzo de la conducta y la sensación placentera.
- Activación de la amígdala e hipotálamo en la regulación emocional y reducción de emociones relacionadas con el malestar.
- Circuitos involucrados en la percepción y regulación del dolor.
- Estimulación de opioides endógenos, sustancias naturales analgésicas.
- Liberación de endorfinas, oxitocina, dopamina y serotonina.
- Reducción de la hormona del estrés, el cortisol.

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La otra cara del placebo
La respuesta negativa a una sustancia sin propiedades terapéuticas o farmacológicas, también conocido como efecto nocebo, se explica por la anticipación del paciente a la aparición de efectos negativos o adversos del tratamiento.
Esto resulta en que pacientes a los que se les implementa un tratamiento a base de placebos, tiene los mismos efectos secundarios adversos que aquellos a los que si se les suministra el fármaco, por la propia expectativa de tenerlos. Además de reflejar estos síntomas secundarios, también se incluyen síntomas de estrés y ansiedad.
Vemos cierta predisposición a padecer este efecto en base a:
- Género,siendo más común en mujeres
- Pacientes con hipocondría
- Pacientes más propensos a somatizar
- Contexto clínico y relación médico-paciente
- Condicionamiento de la respuesta (un paciente que está condicionado a un fármaco que produce somnolencia y nota estos efectos con otros fármacos que no la producen)
- Contagio social: la experiencia negativa de una persona de tu entorno ante un tratamiento concreto.
El estudio de los mecanismos neurobiológicos del efecto placebo es limitado debido a cuestiones éticas, por lo que la investigación en este sentido se enfoca en analizar el contexto psicosocial del paciente.
A pesar de que se suele relacionar principalmente con la medicina, el efecto placebo es muy relevante en la práctica clínica de la psicología, y es fundamental tenerlo en cuenta ya que refleja cómo nuestras expectativas, pensamientos y entorno pueden repercutir en las respuestas fisiológicas y en nuestra percepción de bienestar.
Lejos de ser una herramienta que pretenda reemplazar los tratamientos clínicos, nos puede permitir entender la influencia de la mente y la importancia de esta en procesos de intervención, recuperación o rendimiento de los pacientes.
Por Lucía Blázquez