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La práctica deportiva está muy relacionada con las lesiones. Se puede hablar de una vulnerabilidad específica, que estaría relacionada con el tipo de movimientos que se realizan en la actividad practicada. Por tanto, no es extraño que éstas ocurran, aunque su gravedad puede variar desde las más leves hasta aquellas que provocan una incapacidad permanente. Es importante realizar una correcta evaluación orgánica y psicosocial de la situación para poder diseñar el programa de recuperación más adecuado a cada caso.

Por otro lado, desde la década de los 60 se viene estudiando lo que se denomina “entrenamiento mental”, esto es, la práctica habitual de determinadas habilidades psicológicas como estrategias de afrontamiento de situaciones deportivas, ya sean entrenamientos o competiciones. Concretamente, la visualización (creación o recreación de una experiencia en la mente utilizando todos los sentidos y con la posibilidad de incluir un estado emocional) ha resultado ser una herramienta efectiva que potencia el proceso de rehabilitación (Weinberg y Gould, 1996). Ya que para el cerebro no hay diferencia entre la experiencia real y la imaginada. Este tipo de práctica está planteada como un entrenamiento complementario o un calentamiento.

El uso de la visualización para recuperarte de una lesión

Algunas consideraciones previas a tener en cuenta antes de realizar una visualización para mejorar tu actuación deportiva son las siguientes:

  • La visualización es una destreza que se adquiere y desarrolla mediante entrenamiento. Para algunas personas es muy fácil crear éstas imágenes mentales, mientras que para otras es un poco más complicado. Para ello, puedes comenzar imaginando situaciones, lugares o personas que sean cotidianas para ti.
  • Comprométete a practicar los ejercicios y técnicas durante un periodo de tiempo de manera constante. Se sugiere un mínimo de cuatro semanas, a diario si es posible. Lo mejor es hacer que forme parte de la rutina.
  • Trabaja algún aspecto específico del deporte que practicas, escoge alguna técnica que te apetezca probar o un movimiento que quieras recuperar. No trabajes con demasiados a la vez. Escoge uno o dos y luego amplia y prueba con otros.
  • Márcate unos objetivos y decide cuáles debes priorizar.
  • Es preferible que comiences tu práctica en un lugar tranquilo, sin distracciones por lo menos hasta que domines la técnica.
  • Los momentos más adecuados para realizar la visualización pueden ser antes de los entrenamientos, a modo de calentamiento, justo después o en cualquier rato libre
  • Suspende el juicio intelectual. Dale una oportunidad, mide tus resultados y luego sigue. La visualización es una técnicas generativas, cuanto más la prácticas se hace más exitosa.
  • Evita las frases “no soy lo suficientemente bueno”, “es demasiado duro para mi” o “no puedo con esto”. Se convierten en profecías auto-cumplidas, ya que nos aseguramos de que acaben siendo verdaderas para nosotros. Se trata de crear pensamientos positivos, centrándonos en lo que SI queremos que ocurra en contraposición a lo que no se desea.
  • Evita ponerte demasiada presión. La cuestión es pasarlo bien.
  • Considera la opción de trabajar con alguien. Puede mejorar significativamente la motivación y aportar ímpetu para sacar las cosas adelante.
  • Experimenta intentando cosas distintas. Evita la trampa de encontrar una cosa que funcione y entonces depender de ella. Prueba nuevas experiencias.

La práctica de la visualización permite crear un plan de ejecución que nos prepara para la acción real, aportando confianza a la hora de actuar, mejorando la concentración y la toma de decisiones rápidas y precisas. Además al incrementarse la actividad neuromuscular los movimientos de las destrezas se vuelven más suaves, fluidos y automáticos (Weinberg y Gould, 1996).

Personalmente, considero que es una técnica de gran utilidad que nos procura una gran flexibilidad para practicarla en casi cualquier lugar. Un nuevo enfoque que nos ayudará a crear caminos alternativos u otras formas de actuar antes de hacerlo físicamente. Plantearse las posibles situaciones que pueden darse y proponer distintas formas de resolverlas es una buena preparación para asegurarnos que nuestra actuación es lo más cercana a la expectativa que tenemos. Por tanto, os animo a aprovechar la oportunidad de trabajar con una herramienta más que nos brinda nuestro propio cuerpo, la capacidad de imaginar.

Por Ana Luis Galán

@ana_lugan

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