El consumo de sustancias psicoactivas es un problema extendido en la población que atenta contra la salud pública. Según estudios recientes entre las sustancias más consumidas por los españoles encontramos el tabaco, alcohol, cannabis, MDMA, anfetaminas y cocaína, siendo el cannabis la sustancia ilegal que más se consume.
El policonsumo resulta habitual entre las personas que hacen uso de estas sustancias. Según el Informe Europeo sobre drogas del año 2018 de adultos jóvenes españoles (15-34 años), en los últimos doce meses un 1% había consumido anfetaminas, un 1.3% MDMA, un 3% cocaína y un 17.1% cannabis. Asimismo, los resultados muestran una clara diferencia del consumo entre varones y mujeres, mucho menor entre las últimas.
En los últimos años se ha establecido un nuevo patrón de consumo de alcohol entre la población más joven llamada binge drinking. Esto hace referencia al consumo intensivo de bebidas alcohólicas (cuatro o más bebidas alcohólicas en mujeres y cinco en hombres) en un periodo corto de tiempo, con el objetivo de experimentar lo antes posible los efectos de esta sustancia. Se trata de un consumo intermitente asociado a los fines de semana y a las relaciones sociales con el grupo de iguales.
El objetivo del artículo es exponer los efectos cerebro-funcionales que puede ocasionar el binge drinking basándonos en datos estadísticos reales y en evidencias científicas.
El consumo de alcohol en España
Según los datos recogidos en la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España entre 2017 y 2018 (EDADES), la edad media de inicio de consumo de alcohol se sitúa entre los 16 y 18 años. Este dato resulta altamente preocupante ya que la población joven es especialmente sensible a este tipo de sustancias. Durante el periodo adolescente se producen diversos cambios madurativos en el cerebro a nivel funcional y neuro-estructural que pueden verse afectados por un consumo temprano. Entre estos cambios se encuentra la eliminación del exceso de sinapsis (podas sinápticas), relacionada con una mejor conexión entre las neuronas permitiendo un mejor funcionamiento cerebral.
En cuanto a la prevalencia de consumo entre jóvenes adultos (15-34 años), un 62.7% consumió alcohol en los últimos 30 días.
Un 15% de la población española, de 15 a 64 años, practicó binge drinking en los últimos 30 días, un 12% de mujeres y 20% de hombres de 15 a 19 años, aumentando la prevalencia a partir de los 20 años hasta llegar a datos como el 16,2% de mujeres y 30% de hombres de entre 25 y 29 años que practicaron binge drinking en los últimos 30 días.
Posibles efectos del consumo de alcohol intensivo en jóvenes
1. Aumenta la impulsividad
Existen evidencias a favor de una posible hipersensibilidad a los refuerzos inmediatos en los binge drinkers. La impulsividad está relacionada con los comportamientos desadaptativos y podría ser un factor predisponente a futuras conductas abusivas e influir en los efectos asociados al circuito de recompensa. El circuito de recompensa es el que nos provoca satisfacción ante determinados estímulos y está relacionado con los refuerzos inmediatos, es un sistema de gran importancia en adicciones.
2. Alteraciones a nivel cognitivo
El procesamiento cognitivo y emocional podría verse alterado. Peor rendimiento en tareas que requieren de atención, memoria y funciones ejecutivas. En especial podría aumentar el tiempo en tareas de planificación (funciones ejecutivas), se podría ver afectada la atención sostenida y la memoria de trabajo visoespacial, que almacena la información visual y espacial.
3. Disminuye la capacidad de toma de decisiones
Este aspecto está muy relacionado con la preservación de las funciones ejecutivas. Éstas son actividades mentales complejas y habilidades cognitivas que nos permiten llevar a cabo todos los procesos implicados en la consecución de objetivos, como puede ser planificar, guiar, organizar, tomar decisiones, asociar ideas, seleccionar estrategias, etc.
4. Dificultades en el aprendizaje
La alteración de aspectos como la atención y la memoria influye directamente en el rendimiento y la capacidad de nuestro cerebro para aprender y retener información nueva. Este punto está estrechamente relacionado con todos los anteriores.
5. Posible retraso neuro-madurativo, deterioro neuro-cognitivo y neuro-conductual
El proceso de maduración neuronal inicia en la infancia y se extiende a lo largo de la adolescencia hasta principios de la edad adulta. El consumo de alcohol y neurotóxicos durante ese proceso influye en la conexión de neuronas de distintos lugares del cerebro especialmente en el córtex prefrontal, pudiendo provocar un peor funcionamiento del mismo. En ocasiones estos efectos pueden asemejarse a los efectos de los bebedores crónicos.
Por Paloma Martínez Marín.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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