¿Qué es lo que nos llama la atención al conocer una nueva persona? Normalmente, lo que nos capta la atención de una persona que no conocemos suelen ser las características físicas como el pelo, la altura, los ojos… Desde el punto de vista de escoger pareja, en un primer momento, las características físicas predisponen a uno mismo a interactuar o no con el resto de las personas, únicamente haciendo una visión general de su aspecto físico. Más allá de conocer a la persona y exista una atracción por determinadas particularidades como económicas, políticas o religiosas, el atractivo físico es una de las variables que mejor explica la atracción que experimentamos por las otras personas, principalmente en las relaciones amorosas.
En cuanto a la belleza se refiere, lo que nos atrae a cada uno puede suponer motivos de desacuerdo ya que, cuando se habla de este concepto, se hace notar que es algo muy subjetivo o relativo dependiendo de quién observe. Sin embargo, en diversas investigaciones se encuentran algunas similitudes generales donde coinciden algunas características físicas como atractivas.
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¿Qué características se conciben como atractivas?
1. Simetría
Una de las características físicas por las que las personas tienden a elegir una pareja u otra es la simetría. Es decir, que exista proporcionalidad en las partes del cuerpo (manos, pies, orejas…). Hay investigaciones que constatan que esta simetría genera mayor atracción en los hombres. Esta simetría, además, suele asociarse con un estado óptimo de salud general, lo que aumenta la atracción.
2. Rostro
Diversos autores definen lo que es un rostro con los rasgos más atractivos. Este rostro posee una piel inmaculada con pómulos marcados, mejillas delgadas y pupilas grandes. Además, no debe excederse de una simetría, si no que debe acercarse a un término medio.
Tanto la simetría como los rasgos del rostro son las características físicas que suele suponer un atractivo donde coinciden las personas, en términos generales, independientemente de la subjetividad y pensamiento de cada uno. Por lo tanto, cuando hacemos una primera evaluación del aspecto físico tendemos a fijarnos en estas características.
3. Elección de pareja
Sin embargo, esta primera evaluación física que hacemos en el momento de escoger pareja supone lo que se conoce como “Efecto halo”. Se trata de un sesgo cognitivo con la tendencia de evaluar o juzgar positivamente en función de unas características concretas, es decir, una generalización. Las personas que nos parecen atractivas tendemos a generalizar que también serán inteligentes, generosas y tienen una vida exitosa. Básicamente, son juicios de valor que emitimos por tener, prácticamente, nada de información tras haber hecho una primera evaluación superficial respecto a la otra persona y realizamos asociaciones y generalizaciones. Por lo tanto, ser consciente del efecto halo puede ayudar en el momento de escoger una pareja y decidir si conocer a la persona más allá de juicio rápido inicial.
Por otro lado, se da el mismo caso de forma invertida. Cuando observamos algún rasgo indeseable hacemos un prejuicio general en el que tendemos a evaluar negativamente a la persona. Esta evaluación se conoce como “Efecto diablo”. A través de estos atajos mentales, podemos observar cuál es el papel que puede jugar el atractivo físico en el momento de escoger pareja.
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Conclusiones
Las características físicas es uno de los factores de peso a la hora de escoger una pareja. Se lleva a cabo a través de una primera evaluación general y poco específica de la persona que predispone para empezar una interacción o evitarla. Existen unas características concretas en las que suele fijarse todas las personas y, obviamente, el no tenerlas no significa nada. Desde mi punto de vista, es una visión muy reduccionista y superficial. Si tratamos de establecer una relación de pareja a largo plazo, no hay porqué dejarse llevar unilateralmente de una primera impresión. Esto viene condicionado por la rigidez y las exigencias de cada uno para ver si alguien es capaz de cumplir nuestras expectativas. Probablemente, así, uno se pierda lo que realmente quiere o le gusta. Creo que sería ideal que las personas comenzásemos a abrir la mente más allá de la primera creencia que nos hacemos de una persona en función de algo tan superficial como el físico. No nos damos la oportunidad a nosotros mismos a conocer nada más lejos de lo que ya hemos hecho.
Por Alejandro Gormaz