Escuchar música mientras se realiza deporte es algo muy común. Lo vemos en los gimnasios con la música ambiente y con personas que utilizan auriculares, en la con la gente que sale a correr o en los eventos deportivos antes de que comiencen. Es algo que ya tenemos asimilado, pero lo que no sabemos a ciencia cierta es cómo nos afecta y si es beneficioso para un mayor rendimiento fisiológico y psicológico.
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Música y deporte, ¿qué dice la Ciencia?
En diversas investigaciones, se ha podido comprobar cómo la música con ritmos altos (> 100 bpm) parece incrementar el rendimiento deportivo, puesto que sincronizamos los movimientos que realizamos de la actividad deportiva con la música que estamos escuchando, consiguiendo armonizar los movimientos con ese ritmo, beneficiándonos así de una mayor constancia y permaneciendo a un buen ritmo de trabajo. Esta sincronización sucede inconscientemente, por lo que no nos perjudica a la hora de realizar movimientos que impliquen un extra de concentración. Por otro lado, la música motivacional es la que aparentemente muestra mejores resultados ya que, por lo general, mantiene estos ritmos altos y eso mismo es lo que hace que sea la más recomendada y haya miles de playlists relacionadas con ella ¡Aunque no a todo el mundo le motiva la misma música claro!
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Existen hechos que se nos quedan grabados, momentos cargados de energía, motivación y entusiasmo como pueden ser algunas películas o experiencias vividas. Esto nos puede ayudar gratamente, ya que, si la música la relacionamos con alguno de estos eventos positivos, cargados de connotaciones personales, puede mejorar drásticamente nuestro rendimiento al revivirlos. Por tanto, la interpretación personal que le demos a la música que escuchamos, resultará clave en la forma que ésta afectará a nuestro rendimiento físico.
Es conveniente también tener en cuenta que escuchar música ayuda al aislamiento y a la concentración a la hora de enfocarnos en la actividad física, evitando distracciones externas que puedan repercutir de manera negativa en nuestro rendimiento. A su vez, esto puede contribuir a que se retrase la aparición de la fatiga, puesto que nuestra atención estará focalizada en una única actividad, ayudando también a experimentar una menor sensación de esfuerzo y consiguiendo de esta forma aguantar más y por tanto, poder alcanzar mejores resultados.
¿Qué música es más efectiva?
¿Quiere decir esto que es bueno escuchar música? La respuesta depende de varios aspectos, desde el ejercicio a ejecutar, pasando por la persona y el tipo de música. Si son ejercicios aeróbicos lo más probable es que sea positivo, pero si son ejercicios anaeróbicos no está demostrado que sea positivo debido a que necesitas absoluta concentración en el movimiento a ejecutar sin ninguna distracción (incluida la música). Sin embargo, en los ejercicios anaeróbicos puede ser positiva si se aplica en los calentamientos previos a la realización del ejercicio, puesto que, si en el entrenamiento previo se escucha la música debida, puede ayudar a que se mantengan esos altos ritmos sincronizados inconscientemente.
Es importante destacar que existen estudios contradictorios y aunque la mayoría parecen indicar los efectos positivos de la música en el rendimiento de actividades aeróbicas, no existen evidencias suficientes para poder confirmarlo. Así pues, decir lo mismo en el rendimiento de las actividades anaeróbicas. Tampoco quiere decir esto que no tengan una relación, sino que se necesita un mayor número de estudios que evidencien y validen su correlación.
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De momento la conclusión más acertada que podemos sacar es, no te centres en escuchar playlists seleccionadas y canciones motivacionales si no notas una mejora, si no te gustan o si no consigues mantener una concentración debida en el deporte que realizas. Céntrate en escuchar la música que te llene de energía y te motive para superarte y mejorar día a día, independientemente del tipo de música que sea, pero si notas que no es así, plantéate si la música que has seleccionado te aporta algo o no.
Por Sergio Gómez