¿Qué es el baile deportivo? Todos alguna vez hemos visto la típica imagen de una pareja de baile profesional, lo que quizás no todos sabíamos es que está a punto de convertirse en una disciplina olímpica.
Podríamos explicar el baile deportivo como una adaptación del baile de salón, mientras éste se practica como hobby y de una forma más relajada, el baile deportivo es un deporte que necesita, como todos, de una adecuada forma física, de números entrenos y disciplina, todo ello para la preparación de las correspondientes competiciones. Se trata de un deporte con unas características muy bien definidas y específicas. Es una disciplina que se practica en dúos de ambos sexos y en la que los deportistas masculinos y femeninos compiten de forma simultánea y en la misma pista de competición con otras parejas. A lo largo del tiempo han nacido nuevas disciplinas, donde empiezan a competir grupos de numerosos miembros y dúos del mismo sexo, aunque las competiciones a mayor nivel se realizan en pareja y éstas van desde la temprana edad de los 4 hasta los 70 años, distribuidos en diferentes niveles.
- Artículo relacionado: La danza urbana y el Sistema Educativo
Tipos de baile deportivo
Existen dos modalidades de competición: baile standard y baile latino. Cada una de ellas consta de 5 bailes diferentes. Los bailes standard son: vals inglés, vals vienés, tango europeo, slow fox y quickstep. En los bailes latinos nos encontramos: la samba, el cha-cha-cha, la rumba-bolero, el pasodoble y el jive. Cada uno de ellos, tiene su propia técnica y exige su propio nivel de esfuerzo.
Es una disciplina deportiva poco conocida en España, pero con una larga tradición en países como Inglaterra, Italia o Europa del Este.
Ahora bien ¿cómo puede ayudar la psicología en este deporte? Como en todos los aspectos de la vida, y por ende en todos los deportes existentes, la psicología puede servir de gran ayuda.
- Artículo relacionado: Psicología de la danza: habilidades y técnicas de intervención
¿Cómo puede ayudar la Psicología en el baile deportivo?
Al ser un deporte que en gran parte se trabaja por parejas, podemos intuir que resulta imprescindible que haya una buena coordinación, comunicación y relación entre ellos. Es importante trabajar con ambos miembros de la pareja tanto por separado como en conjunto, de forma similar a lo que ocurre en una terapia de pareja. La concentración precompetición es algo muy importante. Estos deportistas están sometidos a una alta presión, ya que durante las horas de antes de la competición pasan gran parte del tiempo perfeccionando su imagen. La estética que proyectan, en cuanto a vestuario, peinado, maquillaje, es un factor muy importante que los jueces tienen en cuenta, por lo que puede ser un factor que genere una gran ansiedad.
Como se ha comentado anteriormente, también existen los grupos de competición, en los que el sentimiento de grupo es muy importante. Dentro de la pista, conviene que todos los miembros parezcan uno. La coordinación resulta determinante, por lo que conviene que exista mucha cohesión entre ellos. En muchas coreografías, que un bailarín realice bien un movimiento puede depender de otro compañero, siendo la confianza otro aspecto determinante a desarrollar con la ayuda de los psicólogos en este deporte.
En el baile deportivo, como en cualquier tipo de disciplina artística, lo más importante es hacer sentir al juez o al público las emociones que quieres transmitir, por lo que mucho de lo que se puede optimizar serían los aspectos visuales o estéticos, es decir, aquellos que tienen que ver con la expresión y diferenciación de cada baile.
Ahora podemos preguntarnos ¿cómo puede el baile deportivo ayudar a las personas?, el baile permite superar la timidez, mejora la psicomotricidad y la coordinación de movimientos, potencia la inteligencia, mejora la capacidad de la memoria y previene demencias. En general, enlentece el envejecimiento del cerebro. Además de proporcionarnos una sensación de placer y bienestar, que tiene un efecto directo en la motivación y la autoestima, y un sinfín de aspectos positivos. ¡Te animo a probarlo!
Por Lucía López Maroto