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La debilidad de la autoestima

La autoestima es la valoración que hacemos del autoconcepto. El autoconcepto es la representación mental de todos los rasgos que tenemos de nosotros mismos. La valoración del autoconcepto desencadena sentimientos, emociones y conductas de forma inconsciente. Una valoración positiva de nuestro autoconcepto nos haría sentirnos orgullosos y nos animaría a realizar conductas positivas de crecimiento. Sin embargo, una valoración negativa nos llevara a la vergüenza y a evitar futuras valoraciones similares y, por lo tanto, a evitar realizar dicha conducta para no evaluarla.

Autoestima y autoconcepto

¿Por qué algunas personas o muchas afrontan una valoración negativa de su autoconcepto e intentan cambiarlo? Porque la autoestima no solo depende de una valoración positiva o negativa del autoconcepto. También depende de la variedad de rasgos que tenga registrados. Las personas que tienen más rasgos tendrán una autoestima mayor ya que, si les falla una, podrán apoyarse en la otra. Por ejemplo, puede uno saber que es malo en baloncesto pero que se le da bien el fútbol. Dentro de esta variedad, hay una jerarquía de los rasgos que más valoro y de los que menos valoro. Una persona puede preferir ser inteligente y con una apariencia física normal, y otra dar más importancia a la apariencia física que a la inteligencia.

Por último, hay una comparación social y personal. La social compara el autoconcepto con la imagen que tengo de los demás. Por ejemplo, las personas se sienten más satisfechas en las empresas donde cobran más que la media, aun cobrando más en otras empresas en las que están por debajo de la media. La personal compara el autoconcepto con el yo ideal. Este yo es una suma de sueños, esperanzas, proyectos e ideales sobre uno mismo.

En la siguiente tabla se puede ver una representación aleatoria de una autoestima posible, donde se ordena la importancia que da el sujeto a cada rasgo, siendo uno la más importante. La valoración de cada rasgo, la comparación con el resto de las personas, la variedad dentro de ese rasgo y la comparación con el yo ideal.

Lo más adaptativo para tener una buena autoestima es ponderar (preferir) aquellos rasgos valorados positivamente. No centrarme en un único rasgo ya que, si falla este, mi autoestima se verá mucho más afectado que si tengo varios rasgos. Evitar la comparación social porque, por lo general, nos comparamos con aquellos que tienen más. Y, por último, centrarnos en lo que podemos conseguir y cambiar, y no en nuestros ideales y fantasías (yo ideal). La comparación con el yo ideal por lo general es negativa ya que no es real.

Por Amha Cerezo Cerrillo

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