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Los efectos psicológicos de los sesgos cognitivos

El «mojón» para los millennials es ese «zurullete» del Whatsapp que nos mira con una sonrisa de oreja a oreja, para mi tía Chon, la cabrera del pueblo, (que cuida cabras, vamos) es la encina que usa de señal para decir al rebaño que se de la vuelta.

Cuando mi tía Chon se encuentra con la millennial en la capital pasa esto:

  • “Oye joven, ¿Para ir andando al centro desde aquí se tarda mucho?”
  • “Pues mazo (Siguen diciendo mazo), yo me pillaba un cabi(fy)”

Como mi tía no sabe lo que es pillar un cabify pues se lía a andar a piñón fijo y finalmente llega al centro en lo que ella considera un ratito, en realidad dió muchas vueltas. Durante este artículo analizaremos estilos de pensamiento y mapas cognitivos.

La cognición ambiental y los sesgos de gran escala

La cognición ambiental es la parte de la psicología que estudia la toma decisiones de los sujetos a la hora de llegar a un destino. El concepto clave en este aspecto es el constructo psicológico llamado mapa cognitivo, la representación mental que la persona tiene de un espacio determinado y cómo capta, almacena y recupera la información del ambiente.

Cualquier mapa cognitivo se compone de cinco elementos:

  • Las sendas: Lugares de carácter lineal que van de un punto a otro, como una calle.
  • Los límites: Líneas reales o imaginarias que separan dos áreas, como un carril bici.
  • Los nodos: Puntos estratégicos para salir a una nueva dirección, como un cruce.
  • Los mojones: Puntos de referencia que permiten conocer dónde se encuentra la persona, como un edificio.
  • Los barrios: Espacios bidimensionales del conjunto representado.

La investigación psicológica establece que primero se aprenden los mojones, a continuación las sendas y por último los barrios.

¿Qué proceso experimentamos cuando visitamos un sitio nuevo?

Al llegar a una zona  nueva apenas reconocemos los lugares y no podemos situarnos en un marco de referencia pues las imágenes que tenemos en la mente están desfragmentadas, la referencia para orientarnos son nuestras propias acciones. Pasado un tiempo somos capaces de reconocer los fragmentos de terreno que hemos visitado pero tenemos dificultades para relacionarlos entre sí, la representación espacial se organiza a través de elementos fijos. Pasado más tiempo, nos familiarizamos con el lugar y somos capaces de situar los elementos en el mapa cartográfico de nuestro cerebro, es lo que se llama sistema de referencia abstracto.

Cada persona posee una comprensión espacial distinta y a cada uno le llevará un tiempo diferente orientarse correctamente, si alguien quiere mejorar estas capacidades debería trabajar la memoria de trabajo visuo-espacial.

Diferencias individuales en la representación de espacios

Volviendo a la tía Chon, está claro que para ella la distancia hasta el centro era mucho menor. Sin tener en cuenta la motivación de mi tía para llegar al centro, esto tiene una explicación psicológica: En la estimación de distancias, cuantas más calles halla que cruzar mayor será la distancia percibida y si, además, los nombres de las calle son fácilmente recordables, mayor es la distancia estimada, está claro que la millennial se conocía los entresijos de su ciudad. La explicación: La familiaridad favorece un mayor almacenamiento de información en la memoria y, por tanto, un mayor número de elementos a la hora de recorrer mentalmente el trayecto.

Igualmente  hubo otros sesgos que tuvo que sufrir mi pobre tía Chon y que todo el mundo hemos soportado al recibir indicaciones: La tendencia a rebajar las curvas, te dicen que hay una curva a la derecha y es prácticamente un cambio de sentido, (estudio de Milgram, 1977) esto está relacionado con la tendencia a imaginarnos todas las esquinas de la ciudad como ángulos rectos (Jodelet 1977), y así le pasaba a mi tía Chon cuando llegaba a la plaza de Colón  o a la Cibeles…

Otra discusión típica sobre el entorno urbano, sobretodo entre la gente que vive en grandes capitales, es la incoherencia que se produce al hablar sobre el tamaño percibido del centro urbano, ampliándolo o reduciéndolo al gusto de cada uno según sea el lugar de residencia. La solución a la discusión es un estudio de Aragonés (1985) y así finalizar esas conversaciones sin contenido tácito: Las personas acercan el centro percibido hacia el lugar donde viven y , cuanto más céntrico se vive, más pequeño se percibe éste; en el caso de las personas que viven muy alejadas de la ciudad ( En pueblos como la tía Chon o ciudades dormitorio) igualmente el  centro de la urbe se percibe muy reducido (Klein, 1967).

El uso correcto de los mapas cognitivos

Finalmente comentar que la tía Chon llegó sana y salva al centro de la ciudad gracias a que se tragó su orgullo y utilizó el mapa que le regalé. Le proporcioné un buen consejo para utilizar el mapa:

Bien es cierto que un mapa facilita el reconocimiento de la superficie del terreno, pero al mismo tiempo se pueden causar ciertas complicaciones al orientarse. El mapa suele orientarse situando el norte en la parte superior de su representación mientras que la representación cognitiva derivada de la experiencia tiene una orientación libre, esto puede dar lugar a confusión cuando se intenten compatibilizar ambas informaciones. La solución puede pasar por dar vueltas al mapa hasta identificar al menos dos lugares que permitan establecer orientaciones equivalentes.

Por Iván Gutiérrez Merino.


REFERENCIAS BIBIOGRÁFICAS

A.V. Arias y cols.2012-Psicología social aplicada-Editorial médica panamericana.(pp115-118)

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