En nuestro día a día necesitamos energía para llevar a cabo nuestras tareas y cuando alguien piensa en energía, piensa en el café de la mañana, un Red Bull o cualquier otra bebida que contenga altas dosis de cafeína. Sin lugar a dudas la cafeína puede ser muy útil y consigue el efecto deseado, sin embargo, debe tener un consumo controlado, ya que se trata de una sustancia adictiva en alta dosis provoca tolerancia a ella en nuestro cuerpo, es decir, un consumo excesivo conlleva que dejemos de ser sensibles a la cantidad habitual y cada vez necesitemos más y más cafeína. Para evitar este efecto se recomienda no tomar nada más que una dosis moderada de cafeína (100-400 mg) al día y dejar tres días a la semana sin consumo de cafeína para evitar la tolerancia. Todo esto nos lleva a preguntarnos qué hacer el resto de los días de la semana o todos en el caso de quien no tome cafeína para conseguir activarnos.
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¿De verdad necesitamos la cafeína para aumentar nuestra activación?
Antes que nada, debemos preguntarnos si verdaderamente necesitamos más activación o si nos encontramos en un punto óptimo. Este punto varía según la tarea que necesitemos realizar y nuestro nivel de activación en ese momento, por lo que para que sea más fácil de calcular podemos estimar nuestro nivel actual en un porcentaje e ir probando si es suficiente ese nivel de actividad o necesitamos aumentarlo. Por ejemplo, estimamos que estamos activados a un 30% cuando vamos a la oficina y hacemos un buen trabajo durante el día, por lo que comprobamos que no es necesario aumentar nuestro nivel de activación para esa tarea concreta. Además, si comprobamos que otro día que tomamos cafeína antes de la tarea nuestro rendimiento no mejora, comprobaremos que el consumo de cafeína se debía a nuestra adicción a ella y romperemos nuestra propia creencia de que necesitamos cafeína para hacerlo bien.
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¿Cómo aumentar nuestro nivel de activación sin cafeína?
Si ya hemos encontrado nuestro punto óptimo y descubrimos que sí necesitamos activarnos para realizar una tarea porque rendimos mejor con un mayor nivel de activación en esa tarea, vamos a probar una serie de tareas rutinarias como primera opción y si fuese necesario emplearíamos técnicas de control de la respiración, para así dejar como última alternativa a la cafeína.
Para comenzar probaremos tareas rutinarias como lavarse la cara, darse una ducha de agua fría, realizar un calentamiento de nuestros músculos o escuchar música antes de realizar una tarea ayudan a aumentar el nivel de activación. Aparte de aumentar nuestra activación, escuchar música tiene múltiples beneficios pero es importante no escuchar música triste o relajante, ya que producen el efecto contrario en nuestra activación.
Sin embargo, si estas técnicas no son suficientes para alcanzar el nivel de activación óptimo para nuestra tarea concreta, se pueden realizar técnicas concretas de respiración como la respiración entrecortada que, al contrario que en la respiración diafragmática, busca la activación del sistema simpático simulando una conducta de activación que ocurre en situaciones estresantes por naturaleza como cuando corremos de una amenaza o nos da un susto, por ello realizamos respiraciones muy cortas como si estuviésemos realizando un sprint a máxima intensidad o nos estuviesen dando un susto cada segundo. Por supuesto, es una técnica muy agresiva que no debe superar los 30 segundos y se debe detener en el momento que sintamos mareo o malestar de cualquier tipo. De esta forma conseguiríamos un nivel de activación alto sin la necesidad de cafeína.
Por Vicente Rodríguez Romero-Nivea