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Psicología deportiva: de un inicio dudoso, un final maravilloso

Así es el título de esta experiencia en el Trival Valderas como estudiante en prácticas en psicología deportiva. Sí, comencé con muchas dudas por mi indecisión, no sabía si esto me iba a gustar, pero algo me decía que tenía que quedarme.

Tengo que decir que, aunque la presentación del coordinador (Carlos Rey) fue convincente, no tenía 100% la seguridad de estar tomando la mejor elección. Pero lo hice. Me adentré en un cuerpo técnico de uno de los equipos Juveniles de la escuela como una más, dejándome llevar por mis sensaciones. Al principio, me costó entablar conversación con los jugadores y sobretodo creerme que yo era una más, que tenía cosas que enseñarles y que estaba ahí para apoyarles en todo lo que quisieran.

Poco a poco, fui conociendo las dinámicas del equipo, sus relaciones, su forma de juego y sobretodo sus características. Tengo que decir que, la suma de cada uno de ellos ha dado lugar a un gran equipo, ya no sólo a nivel de juego, sino a nivel personal, que yo he tenido la oportunidad de poder disfrutar. Sí, disfrutar de todas sus victorias, del buen ambiente que se desprendía en los entrenamientos y de la relación más cercana con algunos de ellos que más han sabido valorar mi trabajo. Si tengo que señalar algo no tan positivo, es que, el trabajo que un psicólogo/a deportivo realiza está aún lejos de ser lo valorado que se merece. A pesar de que este club disponga de un departamento de psicología deportiva, las funciones de ellos tienen que ser mucho más integradas y tenidas en cuenta por todos. Por otro lado, me ha encantado poder escribir en la revista para que todos los padres sepan un poco más de nosotros, de nuestro aporte y también haber podido formar parte de la escuela de valores con los más pequeños.

Gracias a todo esto, he adquirido habilidades y me he desarrollado un poquito más como profesional y como persona.

El fútbol desde dentro, me ha demostrado ser el deporte en el que puedes experimentar cinco, seis o incluso veinte emociones, en un pequeño periodo de tiempo. Y este mix de sensaciones es increíble, incluso las que se producen ante una derrota en competición.

También hace darte cuenta de lo importante que es saber gestionar un equipo, transmitirles la confianza, la motivación y la fuerza necesarias para seguir y potenciar al máximo el rendimiento de todos. Todo esto hace que me lleve una gran sensación positiva, aunque me quedo con ganas de seguir formando parte de ellos para próximas temporadas. Sólo me queda decir ¡GRACIAS A MI TUTOR, MIS COMPAÑEROS Y MI JUVENIL C!

Por Irene Folguera, estudiante en prácticas de la URJC.

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