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A veces en la vida, lo que diferencia a un “cobarde” de un “valiente”, es lo que nos cuenta Matt Damon en la película “We Bought a Zoo” 20 segundos de coraje irracional y matizo bien entre comillas ser cobarde o valiente, porque considerar a una persona de manera global con tales términos por una determinada actitud en un momento o situación puntual de su vida, me parece una manera de proceder típica de mentes simples, cuyos esquemas de funcionamiento necesitan dar por estable el mundo para no sumergirse en un caos absoluto.

 

https://www.youtube.com/watch?v=ZmMFIganRQY

 

Empecemos por analizar: ¿Qué es el miedo?

Según nuestra “querida” y tan recurrida Wikipedia, el miedo o temor «es una emoción caracterizada por una intensa sensación, habitualmente desagradable, provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Además el miedo está relacionado con la ansiedad. Existe miedo real cuando la dimensión del miedo está en correspondencia con la dimensión de la amenaza. Existe miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro”.

Es en este último caso, al que normalmente recurrimos, cuando expresamos que algo nos produce miedo. Cuesta creer que la inmensa mayoría de los miedos de las personas, no se deban directamente a potenciales peligro para nuestra seguridad, del tipo ser atracado, enfrentarse a una fiera salvaje o correr riesgos vitales en nuestro trabajo o en la vida.

El tipo de miedo que nos ocupa aquí, estaría estrechamente vinculado con la ansiedad, al tratarse por tanto de una percepción de peligro más que de un peligro real en sí.

Las características de adoptar una actitud miedosa, por la ansiedad que nos producen determinados tipos de situaciones, a las que no nos enfrentamos frecuentemente, nos hacen permanecer inmóviles en nuestras zonas de confort, como medio de preservar nuestra seguridad ante ese tipo de acontecimientos.

Lo bueno de considerarlo una actitud, en lugar de una característica estable de nuestra personalidad, tal y como proponía la metafísica aristotélica, nos abre aquí la posibilidad de trabajar nuestros Estoy siendo cobarde en esta situación” en lugar de los Soy cobarde” propios del trabajo en inteligencia emocional, la lingüística transformacional o la propia ontología del Lenguaje.

De lo que se trataría por tanto, sería de enfocarse, es decir, mantener la atención en una dimensión más positiva para nuestros objetivos. Pasar de fijarnos en lo que nos produce inseguridad a fijarnos en lo que nos plantea un reto, un objetivo o un sueño y adoptar una actitud valiente durante al menos 20 segundos.

Carlos Rey

@CarlosReyPsicoa

 

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