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Virus FIFA psicosomático

Ahora que termina la jornada de fútbol internacional, los clubes pasan a llevar a cabo el recuento de las bajas de guerra: los jugadores lesionados. Estos últimos días ha resonado el nombre de Luka Modric, con una lesión en el recto femoral, pero también jugadores como el atlético Joao Miranda o el barcelonista Sergio Busquets han sufrido las garras del llamado virus FIFA.

Y es que las etiquetas, que son muy útiles para facilitar la comunicación, aludiendo a conceptos muy concretos asentados en nuestro lenguaje (chupón, de cristal, cagón…) tienden a poner en marcha mecanismos mentales que pueden ser perjudiciales para el deportista, por el fenómeno conocido como el Efecto Pigmalión o profecía autocumplida.

Este fenómeno consiste en que las propias creencias sobre una situación o hacia una persona guían nuestros actos, de forma que acabamos confirmando esas expectativas.

Por ejemplo, si como entrenadores pensamos que un delantero es mejor que otro tenderemos a darle más minutos, de forma que aumentarán sus habilidades mediante la práctica así como su confianza, mientras que el otro pierde esta oportunidad en el banquillo además de aumentar su frustración, siendo al final, efectivamente peor jugador que su compañero.

Si pensamos que somos malos rematadores de cabeza tenderemos a evitar esta situación, a despejar balones, a subir a los córners, y nunca mejoraremos este aspecto de nuestro fútbol.

Si pensamos que un período del año, como son los compromisos internacionales, nos hace más proclives a lesionarnos, al final lo más probable es que vayamos con dudas, hagamos entradas menos contundentes, etc., y al final acabemos lesionándonos por esto.

Además, el miedo a sufrir una lesión puede generar estrés, lo que puede afectar al tono muscular y estrechar el marco atencional lo que, en última instancia, puede generar lesión.

La forma de enfrentarnos a esto es trabajar en los recursos del deportista, entre los cuales se encuentra su red de apoyo social, su dureza mental o el optimismo.

En cualquier caso, podemos prevenir estas situaciones si conseguimos aislarnos de las etiquetas, si conseguimos interceptar los prejuicios que afectan a nuestras creencias. Si dejamos de considerarnos zurdos cerrados, o más combinador que rematador, o malo defendiendo.

Si dejamos de ver virus donde no los hay y empezamos a tratar cada partido como si fuera el más importante.

Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

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