El vaginismo es el nombre que las sexólogas y sexólogos le damos a la contracción involuntaria de manera recurrente o permanente de los músculos externos de la vagina, lo cual hace imposible la práctica del coito vaginal o si se intenta será doloroso, todo ello, en detrimento de la variedad de actividades eróticas que se pueden dar en pareja.
Aunque esta disfunción sexual femenina tiene una incidencia baja, del 1,6%, va a incidir en la calidad de vida de la mujer que lo padece y de su pareja. En realidad, únicamente afecta a la reproducción, ya que el resto de actividades sexuales se pueden llevar a cabo sin la menor dificultad: caricias, sexo oral, masturbación, sexo anal, besos, abrazos, etc. Lo que pasa que se nos ha educado desde el coitocentrismo, es decir, la creencia errónea que el coito es la única forma de “sexo real”. Tampoco afecta a la excitación de la mujer ni le priva de disfrutar del resto de actividades eróticas.
El problema viene cuando la mujer experimenta una intensa ansiedad ante la sola idea de ser penetrada e incluso dolor si se intenta. Insistimos en que la contracción es involuntaria, lo cual quiere decir que la mujer no “cierra” la entrada de su vagina conscientemente. Además, el vaginismo no solo se da para la inserción del pene, sino también para la de tampones, dedos, anillos vaginales, copa menstrual, miedo a una exploración ginecológica (espéculos),…
Causas del vaginismo
Pueden ser tanto primarias, es decir, ha estado presente a lo largo de toda la vida, como secundarias, ha comenzado en un momento concreto; conjuntamente, puede darse en todas las situaciones como en situaciones concretas.
Las causas del vaginismo pueden ser mixtas: tanto físicas (tumores, endometriosis, inflamaciones de la vagina, alteraciones del himen,…) como psicológicas, siendo estas últimas mucho más frecuentes, siendo la más importantes:
- Sentimientos de culpa.
- Actitudes hacia la sexualidad asociadas al pecado o a lo prohibido.
- Historia de una educación sexual represiva.
- Traumas sexuales, como abusos o violaciones.
- Conflictos de pareja.
- Miedo al embarazo o a las ETS.
- Experiencias de fracaso ante el intento de penetración.
- Observación excesiva del funcionamiento del propio cuerpo y de los genitales en particular.
- Exigencia de resultados sobre una misma y sobre la pareja.
Todos estos miedos y actitudes, a la hora de la penetración o inserción de otros objetos, se traducen en ansiedad. Esta ansiedad es el segurata que no deja pasar nada que considere peligroso o que prevé que va a hacer daño.
Todas estas causas necesitan de la ayuda de una profesional en sexología pues la función de la terapeuta será, a través de un la llamada terapia breve, esencialmente ver cómo funciona el problema más que ir a su origen y, poco a poco ir echando de la entrada de la vagina al segurata. Si no se trata, el vaginismo puede llegar a ser crónico e incluso desarrollar una aversión al sexo y la intimidad.
Antes de la intervención psicológica es fundamental descartar cualquier causa física.
Soluciones al vaginismo
Se trata de un problema que necesita de ayuda profesional y que tiene solución, no te avergüences de pedir ayuda. Además, tiene un tratamiento sencillo con unas tasas altas de éxito. Volverás a disfrutar más y mejor de tus relaciones sexuales. Solo necesitas durante el proceso:
- Información. Un poco de psicoeducación y de educación sexual va a ser muy importante en las primeras sesiones sobre todo teniendo en cuenta las causas que pueden desencadenar en un vaginismo. Así, se comprenderán muchos de los procesos “normales” de las relaciones sexuales, lo cual puede resultar de gran ayuda y alivio para la mujer que padece el problema.
- Implicación. La intervención consistirá en aplicar técnicas de exposición, entrenamiento muscular, autoconocimiento, etc. Estudios realizados demuestran que cuanto mayor es la implicación de ambos miembros de la pareja mayor probabilidad de éxito.
- Apoyo por parte de tu pareja. Si se trata de una relación estable, la involucración de la pareja es esencial. Igualmente, la pareja también sufre y hay que ayudarle también a afrontar la situación. Por suerte, el tratamiento del vaginismo es, por lo general, de las disfunciones donde ambos miembros vienen a terapia con una alta motivación y, por tanto, una tasa mayor de éxito.
Con estas tres claves tu problema se habrá solucionado en cuestión de unos meses.
Por UPAD Psicología y Coaching
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
Hawton, K., & Catalan, J. (1990). Sex therapy for vaginismus: characteristics of couples and treatment outcome. Sexual and Marital Therapy, 5(1), 39-48.
Toquero de la Torre, F., Zarco Rodríguez, J., Cabello-Santamaría, F., Alcoba Valls, S., García-Giralda Ruiz, L. and San Martín Blanco, C. (2004). Guía de buena práctica clínica en disfunciones sexuales. Madrid: Organización Médica Colegial.