El Golf puede ser entendido como un deporte muy particular, armónico, apacible y apasionante, y del cual, el espectador común podrá pensar -en un primer momento- que es más sencillo de lo que parece, que simplemente consiste en pegarle a una pelotita que está en suelo con uno de los 14 palos de hierro (o carbono) que se tienen en una bolsa y culminar introduciendo la bola en un pequeño agujero, pero la realidad de este deporte es completamente distinta, veamos.
El Golf es un deporte complejo, que -como cualquier otro- requiere mucho esfuerzo físico pero sobre todo mental; este esfuerzo debe ser gestionado a lo largo de 18 hoyos con diferentes grados de dificultad y obstáculo/retos de distinta índole. Según los expertos, el Golf es en un 90% mental, y el otro 10% se reparte entre lo físico y lo técnico, un poco más o menos, lo técnico -el swing- resulta de vital importancia para entender el funcionamiento de un golfista.
El swing de Golf es el movimiento básico para realizar la actividad, es uno de los movimientos, más bien serie de ellos, más complejos que existe, ya que integra coordinación de ojos, manos, piernas, hombros, cadera, muñecas, requiere del uso de la musculatura grande, grupos musculares que no solemos utilizar con regularidad, por lo que ejecutar correctamente el movimiento es un acto de suma dificultad, que luego se va automatizando con la práctica, pero una particularidad es que un(a) jugador(a) siempre tendrá algo que mejorar en su swing.
Luego de realizar el movimiento correcto, se pasa a una fase que quizás es aún más compleja, lograr impactar la bola y que esta viaje hacia donde el jugador haya planificado que iría, con la altura, velocidad, efecto y bote adecuados para considerar que se ha hecho un “buen tiro”.
Además de que el jugador debe tomar decisiones, fijarse en un objetivo y tener la confianza suficiente para ejecutar según lo planeado, tener que repetirlo estos pasos entre 60 y 80 veces por juego representa un gran reto a nivel cognitivo.
De esto se deriva que uno de los principales aspectos del entrenamiento mental que se trabajan con golfistas sean la frustración y reacciones emocionales negativas relacionadas con los tiros, elementos que obviamente inciden negativamente sobre el proceso de atención-concentración, toma de decisiones, además de ansiedad; también puede generarse el efecto de la bola de nieve, un bucle negativo que incide en la ejecución de los tiros posteriores, lo que genera más ansiedad, un nuevo fallo y así.
El proceso cognitivo de atención-concentración es muy especial en el caso de los golfistas, ya que un jugador de Golf tiene que estar Atento y Concentrado sólo en momentos muy puntuales, especialmente en el momento de la ejecución del tiro, y ese estado se logra a través de la rutina “pre-tiro” o “pre-shot”, un momento muy íntimo y que debe ser respetado por el propio jugador ya que es un tiempo donde puede realizar un análisis de la situación, establecer un objetivo, entrar en la “Zona Óptima” y luego ejecutar el tiro, una vez realizado cambiar el foco de su atención y de alguna manera, descargar el sistema.
De lo contrario, si un golfista está atento y concentrado durante toda la jornada, esto representaría un desgaste a nivel mental, el escenario ideal es que entre tiro y tiro, mientras camina por el hoyo hasta la ubicación desde donde realizará el próximo tiro, el jugador de golf pueda gestionar el foco de atención para ‘optimizar’ el uso de los recursos cognitivos, es un gran reto no pensar en el próximo tiro, aunque hay que hacerlo, es necesario, pero en el momento indicado.
Esta habilidad se puede trabajar bajo la premisa del psicólogo Bob Rotella, el cual afirma que uno de los secretos del Golf es “mantenerse en el presente”, ya que la frustración, ansiedad, miedo, dificultad para atender y concentrarse, vienen dados porque el jugador se queda pensando en lo que hizo mal (o bien) en el pasado y/o se imagina lo que puede venir en el futuro cercano, relacionado con las expectativas; también surge el fenómeno de centrarse en lo que hacen los otros competidores.
Pero centrándonos en las expectativas relacionadas con el próximo tiro, resulta irresistible para el jugador, ya que muchos tienden a pensar en el “score” o marca del día incluso antes de empezar su ronda, también imaginan cuántos golpes harán en determinado hoyo antes de hacer el primer tiro. Esto puede dilapidar el juego de cualquiera ya que si las expectativas no se cumplen, enseguida entran en juego la frustración, ansiedad y otros aspectos antes mencionados.
Esa instrucción de mantenerse en el presente representa un reto para el jugador, y debe entrenarse de manera intensiva, la analogía de que cada golpe es una hoja de un libro y que el score del día será una consecuencia de cada hoja leída, puede ayudar a comprender la forma de trabajar esta habilidad.
Los errores cometidos ya pasaron y no se puede hacer nada para corregirlos, y lo que vendrá es impredecible, lo único que el jugador puede controlar es su rutina pre-tiro, mirar el objetivo al cual quiere dirigir el tiro, escoger el palo correcto, el tipo de tiro, concentrarse al máximo en ese momento, alcanzar un nivel óptimo de activación y ejecutar el tiro de la mejor manera.
Estos elementos que se han comentado, la Zona Óptima, rutina, concentración, confianza, se trabajan por separado con diversas técnicas, pero el gran paso y trabajo desde el punto de vista psicológico es la capacidad de transferencia, que el jugador logre integrar esos elementos y aplicarlos a la hora de competir. El entrenamiento consistiría en aplicación de técnicas de respiración, relajación muscular, gestión del foco de atención. El momento de práctica puede ser en el campo o en “Driving Range”, espacio donde se practica el tiro desde una caja, donde la transferencia cobra mayor importancia.
El concepto de Zona de Óptimo Desempeño (ZOD) es muy importante para el momento del tiro de golf, consiste en que el jugador logre identificar y manejar todos los elementos en su rutina desde que llega a la posición de bola hasta que ejecuta el tiro y camina hacia el siguiente. Esta “Zona” se puede entrenar con tecnológica basada en el Biofeedback a través de la cual el jugador puede ver en directo, pulsaciones, contracción muscular, sudoración, ritmo respiratorio, consumo de oxígeno, etc.
Como complemento a esta herramienta se introducen técnicas psicológicas clásicas como ejercicios de respiración, relajación muscular y ejercicios de visualización. Esta última de mucha importancia para aquellos(as) jugadores(as) que emplean la imaginación como método para planificar sus tiros. El objetivo es identificar el estado óptimo, y las sensaciones asociadas a ‘la Zona’, para luego hacer los pasos necesarios y entrar en ese estado durante la rutina.
Muchos(as) jugadores(as) del PGA/LPGA Tour trabajan con este método y logran entrar en su estado óptimo en cuestión de segundos; claro está, tras muchos años de entrenamiento mental.
Leonado Montiel