La psicología es una de las ciencias más actuales que existen, lo cual conlleva un crecimiento exponencial desde sus inicios hasta ahora. Cada día, se introduce más y más en nuestra vida y nuestra sociedad, pero queda un gran camino que recorrer a nivel de aceptación.
A día de hoy, y de manera generalista, la gente piensa en la psicología como algo que dista de ser mundano, hay clichés acerca de ella y mucha gente reniega de su utilidad incluso de su veracidad. Actualmente muchas personas parecen tener un prejuicio sobre aquellos quienes acuden de manera regular a un psicólogo, cómo si fuesen personas enfermas, débiles, una oveja descarriada de la sociedad. Los psicólogos sólo somos “loqueros”.
¿En qué puede ayudarte un psicólogo?
Vale la pena intentar cambiar esa imagen por el bien de los propios profesionales y, sobre todo, de la sociedad, la cual se puede beneficiar de los conocimientos que se adquieren cuando uno estudia para “loquero”. Pocas personas conocen, por ejemplo, las ventajas de la terapia online.
Y es que la labor del psicólogo no se resume a tratar al paciente que padece una enfermedad o una dificultad (ya sea ansiedad, estrés, algún tipo de trauma o una simple fobia), ni mucho menos, también somos aptos para intentar que una empresa escoja a sus empleados de un modo óptimo, investigamos para dar explicación a temas que confunden a la sociedad, ayudamos al desarrollo formativo en centros deportivos, artísticos y educativos e, incluso, la visita al psicólogo puede servir para conocernos mejor y lograr un desarrollo personal y profesional óptimo. No sólo somos mecánicos de la mente, a veces sólo hacemos una puesta a punto y “cambiamos algunas piezas” para mejorar el rendimiento.
El fin de este artículo es intentar sacudirnos de encima esa estigmatización, el psicólogo esta detrás del que tiene algún tipo de trastorno, por supuesto, pero también de la manera en que se imparte la educación para ser más efectiva, del modo en que una campaña publicitaria es más aceptada, en cómo un equipo de trabajo se supera día a día y muchas otras labores.
No sólo somos una cuerda para “salir del hoyo”, también somos un resorte para saltar más alto.