Llegué al Trival Valderas Alcorcón sin mucha idea de lo que me esperaba. En la Universidad no nos habían explicado prácticamente nada de lo que significaba ser “psicólogo deportivo” y bueno, era el momento de descubrirlo. Elegí hacer psicología porque es un mundo apasionante del que aún nos queda mucho por descubrir. Además de eso, me encanta el deporte en general y el fútbol en particular, por lo que unir dos de mis pasiones no podría estar tan mal. Estas han sido mis prácticas profesionales en Psicología.
Acudí el primer día junto a algunos compañeros, expectante por saber qué podríamos hacer en esta etapa como psicólogos deportivos. Me apetecía descubrir cómo podíamos ayudar a unos pequeños deportistas en su afán por llegar a ser grandes futbolistas. Nos asignaron un equipo a cada uno y además preparamos algunos talleres para que los jugadores entendieran un poco mejor cómo funciona esto de la psicología y lo útil que puede resultarles.
Las primeras semanas estaba algo perdido, eran días de iniciación y adaptación donde empezábamos a conocer a técnicos y jugadores, así como los métodos del área de psicología del club. Pero según avanzaba el tiempo y comenzábamos a hacer más cosas, iba encontrando poco a poco el sentido de ser psicólogo del deporte en este club.
Si en una cosa he notado un cambio en mí, es a la hora de hablar delante de un grupo de personas. Es algo que me generaba bastante ansiedad. No me gustaba ser el centro de atención y de las miradas de los demás. Tras varios talleres y algunos momentos con mi equipo, me veo mucho más suelto a la hora de hacerlo y, aunque sigue dándome algo de respeto, no tiene nada que ver con la ansiedad que invadía mi cuerpo (y mi mente) cuando llegué.
En la segunda parte de mis prácticas profesionales en Psicología deportiva, nos asignaron dos equipos más, de las categorías inferiores de la escuela. Teníamos que trabajar con ellos lo que llamamos “escuela de valores”, donde se intenta transmitir cada valor del club a los niños, a través de juegos y una pequeña explicación. Esto también me ayudó personalmente en lo que mencionaba un poco más arriba. Además, tratar con niños tan pequeños es complejo, y me las tenía que ingeniar para contar las cosas muy “machacaditas”, para que lo entendieran bien. Al principio costaba un poco más, pero ahora me desenvuelvo bastante mejor en ello.
Personalmente me cuesta entrar en ambientes nuevos y fue difícil al principio. Creo que si tuviera que empezar de nuevo en una situación parecida, intentaría soltarme un poco más y un poco antes, para poder disfrutar al 100%. Ha sido una experiencia nueva y creo que necesaria, para desenvolverme en ambientes grupales, además de aprender cosas que relacionan la psicología y el deporte, que como dije antes, son dos de mis pasiones.
Dicho esto, han sido unas prácticas profesionales enriquecedoras tanto en aprendizaje formal como aprendizaje personal y desarrollo de ciertas habilidades necesarias para mi futuro profesional.
Por último, agradezco a todos mis compañeros, superiores, técnicos, jugadores y demás integrantes del club las facilidades ofrecidas para que podamos desarrollarnos y aprender.
Por Alejandro Fernández, estudiante en prácticas de la URJC.