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¿No es el aprendizaje el mejor resultado?

El método de calificación numérica presente actualmente en el sistema educativo, establece una serie de criterios que consideran como única, una forma de validez en las respuestas o ejercicios de los alumnos evaluados. De hecho, la posibilidad de acierto es tan sesgada y concreta que se reduce a números concretos que van de 0 a 10. Se establece, de esta manera, una división entre los conceptos correctos y los conceptos erróneos, estableciendo un filtro entre los alumnos aprobados y los alumnos suspensos, a los que, por cierto, se les califica con la palabra de ‘insuficientes’. Dentro de estos dos grandes grupos existe una organización jerárquica a partir de una escala en la que, según la cercanía que las respuestas de los alumnos tengan a lo que se ha establecido como ‘correcto’, se posicionarán más arriba o más abajo, siendo posible de esta manera, la comparación entre alumnos, haciendo referencia a sus ‘conocimientos aprendidos’ o aprendizaje. Además, tan solo es posible mediante este sistema evaluar lo que sería lo correcto o incorrecto de lo que escriben en una prueba, lo que no implica, necesariamente, que sean sus conocimientos ya aprendidos e integrados.

Cómo evaluar el aprendizaje en la danza

Del mismo modo ocurre en la práctica de las danzas académicas, donde no hay un gran espacio para la práctica individual y autónoma de la técnica de la disciplina, y mucho menos para la investigación y desarrollo personal del movimiento a partir de lo enseñado. Sin embargo, si ya es impreciso calificar con tan solo un número todo un conocimiento teórico, lo es aún más, hacerlo con un conocimiento práctico. Una escala numérica no deja espacio a la subjetividad, y a la hora de evaluar cualquier conocimiento o aprendizaje, debería ser una variable a tener en cuenta, ya que realmente es muy difícil que no influya en el proceso de calificación; por lo tanto, es un poco contradictorio querer llamar ‘cinco’ al nivel de aprendizaje de un alumno en ‘técnica en barra’, e incluir en esa palabra todos los matices que puede englobar el momento de evolución en el que se encuentra el estudiante.

Evaluación del aprendizaje en las danzas urbanas

Sin embargo, en las danzas urbanas la calificación o evaluación del nivel o del aprendizaje, no está sujeta necesariamente a un día y a un momento concreto de forma general, sino que es bastante personal la decisión de cuando un bailarín quiere exponerse a ser evaluado por sí mismo y por los demás. Ya sea un vídeo individual o grupal, un cypher en un entrenamiento o una battle; son bastantes los escenarios que existen en los que los estudiantes pueden desarrollar o mostrar lo aprendido. Además, en todos los casos están sujetos a la interpretación personal; ya que, por ejemplo, hacer una salida en un corro puede ser una prueba de exposición a cualquier habilidad que se haya entrenado previamente, o simplemente puede ser un acto de compartir con los demás sin ninguna intención autoevaluativa. De este modo, los bailarines de danza urbana tienen total libertad para decidir cuándo y de qué forma quieren evaluarse a sí mismos o entre ellos, a partir del feedback y los consejos constructivos. Al no existir ninguna figura jerárquica, la evolución se hace en conjunto y en comunidad, creando una especie de sinergia; y como no existe ninguna pauta general que establezca qué es aprobado y qué es suspenso, todas las ‘’evaluaciones’’ son una etapa más del aprendizaje, que a diferencia de la enseñanza de nueva información o el entrenamiento de esta; nos informa del punto en el que se encuentra cada alumno, para a partir de ahí evolucionar en su propio camino. 

A pesar de que ambos sistemas son válidos, es necesario prestar atención y desvincular las calificaciones académicas al autoconcepto de los alumnos, y no reducir la autopercepción de su conocimiento a un número, o a una asignatura que quizá no le sea funcional nunca para el desarrollo laboral o personal a lo largo de su vida, ya que esto, podría influir de manera muy negativa en el desarrollo de la autoestima y las creencias limitantes de los alumnos; considerándose menos válidos para aquello que un sistema, que evalúa de forma común a todas las personas, y sin tener en cuenta las circunstancias y experiencia personal, les ha indicado que no han logrado superar.

Por Alba Salado

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