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La importancia del factor mental en las lesiones

Las lesiones en cualquier deporte están a la orden del día, y más aún cuando hablamos del fútbol ¿Quién no se ha enfadado o lamentado cuando el mejor jugador de su equipo favorito se lesiona de larga duración? En este artículo trataremos de abordar el tema de las lesiones deportivas, centrándonos en el ámbito futbolístico y cómo podemos evitarlas en mayor o menor medida.

Las lesiones en el fútbol

Todos los jugadores de fútbol se lesionarán a lo largo de su carrera futbolística. Unos más, otros menos, pero algún día les llega el turno. Estas lesiones afectan al estado mental, emocional y conductual del jugador. Las reacciones más frecuentes son el enfado, la negación de la lesión, el pensar que no vas a alcanzar otra vez tu mejor nivel, etc. A su vez, estos pensamientos pueden repercutir negativamente en la recuperación, por lo que el jugador puede entrar en un círculo vicioso del que es difícil salir sin ayuda de un psicólogo deportivo.

Pero ¿hay alguna variable por la que algunos jugadores tienden a lesionarse más que otros? La respuesta es sí, y se llama estrés.

Relación entre el estrés, la personalidad y las lesiones deportivas

El estrés es una respuesta de nuestro cuerpo que aparece cuando un deportista reacciona a un estímulo que a sus ojos es amenazante. Debido a esto, nuestro cuerpo libera una hormona llamada cortisol. El cortisol, a corto plazo, es positivo porque activa nuestro organismo, pero a largo plazo es muy perjudicial.

Los científicos Heil, Zemper y Carter, en 1993, descubrieron que casi la mitad de los deportistas se lesionaban por motivos intrínsecos, es decir, por ellos mismos. Esto quiere decir que tenían mucha mayor probabilidad de lesionarse debido al estrés, al agotamiento, a la falta de atención o al exceso de tensión.

Por poner un ejemplo, los seguidores del Real Madrid conoceréis la situación de Eden Hazard, el último fichaje estrella.  Al ser el Real Madrid un equipo de tanta magnitud existe una gran responsabilidad que el jugador puede sentir sobre sus hombros y, por tanto, mayor estrés para poder rendir y marcar goles para su equipo. Sin duda, este estrés puede ser un factor agravante para tantas lesiones y de la poca continuidad sobre el terreno de juego del jugador belga.

Pero no solo el estrés hace que se lesionen más los deportistas. También entran en juego la personalidad (tener ansiedad, un estado de ánimo bajo, baja autoestima) y los recursos para hacer frente a esa lesión (habilidades psicológicas que hayan adquirido o apoyos), etc. Todo esto puede crear una mayor predisposición para volverse a lesionar.

Por otro lado, a raíz del confinamiento, no hay público en las gradas, y esto se puede relacionar también con el estrés.

Al no haber público, los deportistas juegan sin esa presión ambiental, sin tener que escuchar pitos o insultos, por tanto, esto puede hacer que disminuya el estrés y mejore el rendimiento, ya que no se verá influenciado por el factor ambiental que supone el público, ni por ningún otro agente externo.

Este aspecto puede favorecer estados más elevados de atención y concentración en el jugador durante el partido, ya que existe una mayor posibilidad de comunicación entre los jugadores, lo cual puede contribuir de manera positiva en el rendimiento grupal, además de disminuir la posible ansiedad asociada al factor del público.

Pero no todo iba a ser bueno, ya que también se quedarán sin el empuje de la afición durante los 90 minutos, y más aún si el equipo va perdiendo, no tendrán ese plus de ánimos que suele dar el público en los últimos compases del partido.

En conclusión, un mejor manejo del estrés y de la ansiedad tanto en partidos como en entrenamientos, pueden reducir considerablemente la probabilidad de lesión en el jugador y contribuir a un mayor rendimiento, tanto individual como colectivo.

Por Javier Álvaro Cetkovsky

@javialv_

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