Acabamos de pasar las Navidades y a muchos niños, si no lo tenían anteriormente, Papá Noel o los Reyes Magos les habrán traído un ordenador, una tablet, un teléfono smartphone, e incluso juguetes, que sin saberlo se conectan a internet o nos “geolocalizan” . Hoy hablamos de los Niños 3.0.
Los regalos tecnológicos se han convertido en una cosa cotidiana y a veces necesaria. Un niño podrá necesitar un ordenador o tablet para hacer sus trabajos de clase. Será más o menos necesario un teléfono móvil para que esté “conectado” con los amigos o que nosotros estemos tranquilos, por tenerles más o menos localizados.
¿Es un regalo adecuado? Depende para qué niño y para qué edad. Tenemos que pensar que este tipo de regalos son una ventana, no, una puerta al mundo exterior. Una entrada a todo tipo de conocimientos, de contenidos, adecuados y no tanto; e incluso una entrada a nuestra casa por la puerta de atrás. ¿Dejaríamos que nuestros hijos accediesen a revistas o canales de televisión de contenido violento, pornográfico, pedófilo, etc., que en un parque se relacionase con cualquier persona que se le acercase, o dejar entrar a cualquier extraño en nuestras casas?, creo que no; pero a ésto, es a lo que se puede tener acceso con estos dispositivos. Por eso, es conveniente pensar a quién va destinado el aparato y qué uso va a hacer de él.
Niños 3.0 concienciar y prevenir
¿Qué edad es la adecuada?, supongo que el sentido común nos lo dicta. Pero en estas materias, la mayoría de los padres vamos por detrás de nuestros hijos; nosotros, digitalmente somos 1.0, y nuestros niños 3.0.
¿Cómo podemos paliar esta situación?, no es fácil, pero podríamos empezar por la información. Informarnos nosotros e informar a nuestros hijos, tanto de las nuevas tecnologías, como de los conocimientos a que pueden acceder, adecuándolos a la edad de los niños. Lo siguiente, que lo da lo anterior, es la responsabilidad, que nuestros hijos adquieren con esos conocimientos. Después, la confianza, fruto de las dos anteriores. Confiar en que nuestros hijos tienen la información apropiada y son responsables para aplicarla correctamente. Por último, y sin desligarlo de las anteriores, es el respeto que debemos tener ante las actuaciones de nuestros hijos, y el que ellos deben tener ante las nuestras.
Por Pedro Marcos, estudiante en prácticas de la UNED.