Es probable que, en algún momento de tu vida, te hayas encontrado atrapado en un pensamiento como este. No eres el único. De hecho, son muchas las personas que acuden a terapia con esta sensación de vacío y desorientación. Este es el caso de Laura, una mujer de 32 años que llegó a consulta sintiéndose perdida, cargando con una baja autoestima, una gran necesidad de aprobación y un temor constante al rechazo.
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El punto de partida: vivir para los demás
Cuando Laura empezó su proceso terapéutico, una de las primeras cosas que compartió fue cómo había pasado la mayor parte de su vida intentando agradar a los demás. «Siempre he querido que los otros me vean como una buena persona. He hecho sacrificios para evitar conflictos, pero cada vez me siento más vacía. No sé quién soy realmente», dijo con una mezcla de tristeza y frustración.
Laura había construido su identidad alrededor de la aprobación externa: las opiniones de su familia, amigos y colegas definían sus elecciones. Desde la carrera universitaria que estudió porque «era lo que mi madre quería» hasta relaciones sentimentales que mantenía a pesar de ser infelices, todo en su vida parecía diseñado para evitar el rechazo y recibir validación.
Sin embargo, tras años de intentar encajar en moldes ajenos, Laura comenzó a experimentar una sensación de alienación consigo misma. «Cuando estoy sola, me siento vacía. No tengo claro qué me gusta o qué quiero en la vida», confesó. Esta falta de autoconocimiento la había llevado a sentirse ansiosa y deprimida.
La raíz del problema: el origen de la dependencia emocional y la necesidad de aprobación
Durante las primeras sesiones, exploramos juntas los orígenes de esa necesidad constante de aprobación. Laura creció en un entorno familiar donde las críticas eran frecuentes y los logros personales solo se celebraban si cumplían con ciertos estándares. «Siempre tenía que esforzarme el doble para que mis padres estuvieran orgullosos de mí. Si no sacaba buenas notas o no era la más educada, sentía que no valía nada.»
Este tipo de experiencias, aunque comunes, pueden tener un impacto profundo en nuestra autoestima. Laura había aprendido a vincular su valor personal con su desempeño y con lo que los demás pensaban de ella. La idea de «no ser suficiente» se convirtió en un esquema central que guió sus pensamientos, emociones y comportamientos durante años.
El proceso terapéutico
El primer paso en su proceso fue ayudar a Laura a tomar conciencia de este ciclo autodestructivo. Le expliqué que su necesidad de aprobación no definía quién era, sino que era un mecanismo que había desarrollado para protegerse del rechazo. La clave no estaba en juzgarse, sino en comprenderse.
1. Reconocer sus creencias limitantes
Trabajamos en identificar las creencias que estaban alimentando su inseguridad:
- «Si no soy perfecta, no soy digna de amor.»
- «El conflicto significa que las personas me rechazarán.»
- «Mi valor depende de lo que hago, no de quién soy.»
Cuestionar estas creencias fue fundamental. Le pregunté: ¿De dónde vienen estos pensamientos? ¿Son absolutamente ciertos? Poco a poco, Laura comenzó a darse cuenta de que había interiorizado mensajes que no necesariamente reflejaban la realidad.
2. Aprender a poner límites
Uno de los grandes desafíos de Laura era decir «no». Temía que al hacerlo, las personas la rechazarían o pensarían mal de ella. Así que trabajamos en desarrollar su asertividad (de cara a disminuir su necesidad de aprobación). A través de ejercicios prácticos y role-playing, Laura empezó a ensayar cómo expresar sus necesidades y establecer límites sin sentir culpa.
Por ejemplo, practicamos frases como:
- «Entiendo tu punto de vista, pero en este momento necesito hacer lo que es mejor para mí.»
- «Gracias por considerarme, pero prefiero no participar esta vez.»
Aprender a poner límites fue liberador para Laura. «Me doy cuenta de que no tengo que decir que sí a todo para que los demás me quieran», comentó tras una sesión.
3. Redescubrir sus valores y pasiones
Una parte crucial del proceso fue ayudar a Laura a reconectar con su esencia. Le pregunté: ¿Qué te hace feliz? ¿Cuáles son tus sueños? Al principio, le costaba responder. Había pasado tanto tiempo viviendo para los demás buscando su aprobación que había perdido el contacto con sus propios deseos.
Para facilitar este redescubrimiento, utilizamos ejercicios de visualización. Laura empezó a identificar actividades que disfrutaba, como pintar y practicar senderismo, cosas que había abandonado por falta de tiempo o por miedo a ser juzgada.
También exploramos sus valores personales. «Me doy cuenta de que valoro mucho la honestidad y la autenticidad, pero no siempre he sido fiel a mí misma», reflexionó. Este reconocimiento fue un paso crucial para que Laura pudiera empezar a tomar decisiones alineadas con lo que realmente importaba para ella.
4. Construir su confianza desde adentro
Con el tiempo, Laura comprendió que su autoestima no podía depender de la aprobación externa. Trabajamos en fortalecer su autoconcepto a través de afirmaciones positivas y el reconocimiento de sus logros, por pequeños que fueran.
Le propuse un ejercicio: cada noche, antes de acostarse, escribir tres cosas que le hicieran sentirse orgullosa de sí misma ese día. «Hoy dije no a una petición que no me apetecía» o «Hoy me di permiso para descansar sin sentir culpa» se convirtieron en pequeños triunfos que fortalecieron su confianza.
El resultado: una vida con propósito y libertad
Después de varios meses de terapia, Laura empezó a notar cambios significativos en su vida. Por primera vez, tomó decisiones basadas en sus propios deseos y no en lo que los demás esperaban de ella o por su necesidad de aprobación. «Siento que estoy descubriendo quién soy realmente», compartió con una sonrisa.
Laura también aprendó a aceptar que no todo el mundo estará de acuerdo con sus elecciones, y eso está bien. No necesitamos la aprobación de nadie para expresar nuestros pensamientos y deseos. «No necesito que todos me aprueben para sentirme valiosa», afirmó con confianza.
Uno de los momentos más emocionantes del proceso fue cuando decidió cambiar de trabajo, dejando atrás un empleo que había aceptado por presión familiar para embarcarse en un proyecto que le apasionaba. Aunque el cambio no fue fácil, Laura sintió que finalmente estaba viviendo de acuerdo con sus propios valores.
Si te cuesta comunicarte de forma asertiva, o siente una necesidad de aprobación de los demás, suscríbete a nuestra newsletter para recibir en tu correo consejos, ideas y reflexiones que impulsen tu crecimiento personal y desarrollo profesional.

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El caso de Laura es un recordatorio de que no estás solo si te sientes atrapado en la necesidad de aprobación de los demás. Esta lucha es más común de lo que pensamos, pero también es superable. La clave está en aprender a mirar hacia adentro, a reconectar con tus propios valores y a construir una autoestima que no dependa de factores externos.
Si alguna vez te has sentido como Laura, recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía. La terapia puede ser ese espacio seguro donde te permitas redescubrir quién eres y construir una vida que realmente te haga feliz sin la necesidad de aprobación de los demás.
¿Estás listo para dar el primer paso hacia tu libertad emocional? Tu verdadero yo te está esperando.
Por UPAD Psicología y Coaching