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Las mujeres más influyentes de la Psicología

Han sido muchas las mujeres que han hecho numerosas aportaciones a la Psicología y ha supuesto un desarrollo crucial como disciplina. Desde los primeros años de crecimiento de la Psicología, las aportaciones de las mujeres, lamentablemente, se han minimizado la importancia o la repercusión que realmente merecían. Poco a poco se logra una igualdad entre hombres y mujeres, lo que ha significado, entre otras cosas, un crecimiento e integración de las mujeres en este campo. En este artículo, se realizará un recorrido sobre la vida y aportaciones de cuatro de las psicólogas más influyentes en la Psicología tras la Segunda Guerra Mundial y, de este modo, visibilizar la importancia y mérito que tienen.

Mary Ainsworth

Nacida en Estados Unidos (1913-1999), fue una de las psicólogas más importantes del siglo XX. Se interesó principalmente en el estudio del apego y la elaboración de la teoría del apego. Se doctoró en Psicología del Desarrollo en la Universidad de Toronto en 1939 y transcurridos unos años se trasladó a vivir a Londres donde trabajaría con John Bowlby, que también estudió sobre el apego.

Ainsworth se centró en la importancia que tiene el desarrollo de una relación sana y un apego seguro entre la madre y el niño, donde la sensibilidad de la madre ante las necesidades de su hijo ejerce un factor esencial para el desarrollo de un apego seguro. Se implicó en la formación de programas específicos destinados a la mejora y compatibilidad de la vida profesional y maternidad en las mujeres con el fin de conciliar estas dos facetas.

Para estudiar el apego en la infancia, Ainsworth junto a sus colaboradores, elaboraron la conocida “Situación Extraña”, un espacio controlado donde observaban las reacciones de niños cuando se les separaba de sus madres y su posterior reencuentro. De este modo, analizar el tipo de apego y realizar una clasificación: apego seguro, apego evitativo, apego ansioso-ambivalente y apego desorganizado. 

Elizabeth Loftus

Una de las mujeres más influyentes en la Psicología en el siglo XX es la psicóloga y matemática Elizabeth Loftus. Nació en Los Ángeles en 1944. Cuando tenía solamente 14 años, vivió el fallecimiento de su madre a causa de un accidente por ahogamiento. Fue una experiencia que conmocionó a todo su núcleo familiar y, a su vez, un suceso que le hizo interesarse por el concepto de la memoria, ya que no recordaba mucho cómo fue el accidente. En la década de los 80, comenzó a profundizar y estudiar sobre la memoria y cómo funcionaba a largo plazo tras haber vivido una experiencia traumática.

Loftus realizó numerosas investigaciones respecto a cómo varían los recuerdos en la recuperación de los datos tras un suceso traumático y la implementación de falsa memoria. Una de las investigaciones más conocidas es “el experimento del centro comercial”.  Se demostraría la posibilidad de introducir falsos recuerdos a las personas mediante la sugestión. Para ello, a las personas voluntarias se les contó cuatro experiencias de su vida de las cuales, una de ellas, nunca había sucedido. Se les contó cómo, de pequeños, se perdieron en un centro comercial. Pasados unos días, se les preguntó sobre si recordaban las experiencias. Lo curioso es que, una de cada cuatro personas, admitieron que, de pequeños, se perdieron en el centro comercial, recalcando que fue un recuerdo muy real. Este experimento deja en evidencia la fiabilidad del recuerdo y su modificabilidad.

Susan Fiske

Nació en Estados Unidos (1952). Desde pequeña ya se interesó sobre la Psicología Social. Se interesó sobre los fenómenos sociales desde la perspectiva de la Psicología Cognitiva y estudió cómo se formaban los aspectos relacionados con los prejuicios y sexismos.

A través de numerosos libros y artículos ha realizado diferentes aportaciones a la Psicología teniendo especial relevancia teorías como la del sexismo ambivalente. Esta teoría mantiene que las mujeres tienen que aproximarse a la imagen tradicional de feminidad para que los hombres les dedique atención o puedan progresar laboralmente. Para sustentar la teoría, se trata de registrar y entender, a través de un inventario (Ambivalent Sexism Inventory), los prejuicios hacia el colectivo femenino.

Otra de sus aportaciones más importantes a la psicología es el conocido “Modelo de contenido de estereotipos”, el cual, trata de explicar cómo las personas perciben a los grupos sociales desde dos dimensiones: calidez (amigabilidad percibida) y competencia (capacidad de cumplir objetivos sociales). Tras este modelo, se ha demostrado que las personas perciben con estereotipos positivos a las personas del mismo grupo y, por el contrario, con estereotipos negativos hacia otros grupos.

Por estas aportaciones a la Psicología y muchas más, Fiske ha sido reconocida con numerosos títulos a lo largo de su carrera.  

Virginia Satir

Nacida en Estados Unidos (1916-1988). Se formó como trabajadora social y psicoterapeuta orientándose en la terapia familiar. Fue cofundadora de “Mental Research Institute” (MRI). Esta entidad se centró en la terapia familiar y, Satir, dirigía la formación de estudiantes y transmitir sus ideas de un modelo terapéutico tan efectivo. Este modelo es el conocido “Modelo de Crecimiento de Satir” y gira alrededor de cuatro objetivos generales: aumentar la autoestima, potenciar la toma de decisiones (empoderar y conseguir salud psicológica y física), adoptar responsabilidad personalidad (responsabilizarnos de nuestro self para conocernos) y lograr autocongruencia (armonía entre la experiencia del individuo y energía vital).

Satir ha sido una de las mujeres más influyentes en cuanto a la terapia familiar o sistémica y su carrera profesional ha constituido una gran importancia en las aportaciones de la Psicología.

He aquí una prueba más de la invisibilización de la mujer en el mundo laboral y, en concreto de la ciencia. Cabe hacer la reflexión de que en Psicología, una profesión en el que las mujeres son mayoría, las investigaciones son llevadas a cabo, por lo general, por hombres. Esto nos hace preguntarnos si es que las mujeres están menos interesadas en la investigación o si su casi ausencia en la ciencia se explica por la falta de referentes históricas de su mismo sexo.

Por Alejandro Gormaz

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