No solo la actual situación de pandemia ha afectado a nuestro bienestar mental, desde hace un tiempo, las nuevas costumbres del mundo y el estilo de vida moderno también han venido contribuyendo al aumento del estrés, la ansiedad, la tristeza y la insatisfacción en las personas, en ultima instancia, creando individuos menos felices y con mayor incidencia de problemas mentales. Debido a esto, es importante que nos eduquemos e implementemos prácticas que nos ayuden a sobrellevar mejor los problemas que el mundo moderno ha traído, que contribuyan a un mejor manejo de nuestros estados mentales y emocionales, como lo pueden ser ciertas ideas de la filosofía oriental.
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¿Qué nos ofrece la filosofía oriental?
Cuando se habla de filosofía oriental en términos generales, tenemos que dejar en claro que por supuesto hay distintas corrientes dentro de la misma, como el budismo, el taoísmo, el hinduismo y el jainismo (que son los 4 principales representantes), estas tienen grandes diferencias en formas de entender ciertos aspectos de la vida, pero así mismo hay ciertas semejanzas e ideales compartidos, por lo cual podemos definir una corriente general que se basa en el desarrollo del individuo y en el espiritualismo, con el objetivo de enseñarnos formas de apreciar la vida e ir por ella con sabiduría y sensatez.
Y una importante practica tiene que ver con las cuatro nobles verdades que el budismo menciona frecuentemente, que se refieren a:
- “Toda existencia condicionada da lugar a insatisfacción y sufrimiento”.
- “Este sufrimiento es alimentado por el mecanismo de atrapar, y tratar de retener algo que no se puede retener y confundir la naturaleza de nuestra experiencia”.
- “Es posible acabar con esto”
- “Es posible para cualquiera acabar con esto a través de la práctica”.
Filosofía budista: aprender a aceptar el sufrimiento
De aquí viene la famosa frase “la vida es sufrimiento”, que entiendo es fácil de interpretar erróneamente, pero a lo que se refería Buda con esto, no era precisamente en términos pesimistas a la hora de concebir la vida, de hecho, la vida para él era muy positiva. Se dice que era una persona muy feliz y cálida, siempre sonriendo ante las adversidades de la vida. Lo que nos quiere enseñar el budismo es aceptar “el sufrimiento” de lo que es incontrolable para nosotros, como envejecer, enfermarnos, la muerte, que las cosas y las relaciones son efímeras y que tienen un final, así que, aprende a convivir con ello, acéptalo, toda vida está sujeta a esto, y querer controlar y retener esto es una pérdida de tiempo que nos llevará por un constante camino de frustración, perdiéndonos lo bonito y lo positivo que tuvo la experiencia.
Un ejemplo de cómo podemos implementarlo es a través del manejo de nuestras expectativas ante cualquier circunstancia, como cuando idealizamos a nuestra pareja o presentamos unas altas expectativas sobre nuestro trabajo o sobre cómo debemos ser o no ser, así, en el momento que dejemos de condicionar nuestra existencia a dichas expectativas, le daremos espacio a que esta nos sorprenda.
Otra importante idea en la filosofía oriental es el desapego a los bienes materiales, que en una sociedad de consumo como la del mundo moderno es una idea difícil de digerir. No solo se habla del desapego a bienes materiales, sino también desapego frente a experiencias pasadas, frente a personas o apego a cualquier cosa y se basa en proponer que la felicidad venga de nosotros mismos y este a nuestro alcance, en lugar de dejarla en manos de factores externos sobre los que no tenemos control alguno. Al fin y al cabo, se crea o no en distintos planos existenciales, el desapego a lo material traerá importantes beneficios a esta realidad, ya que el entender que el mundo y la materia está en constante cambio es clave para no sufrir por cosas que, en definitiva, no son nuestras ni de nadie.
Otros conceptos muy interesantes son “Guan Yin” y “Mettā” que tienen que ver con figuras de benevolencia, amabilidad, compasión, misericordia y bondad, que buscan enseñar el aprender a dejar ir también estados negativos, frente a otros que nos han hecho mal, como el sentir odio, envidia o resentimiento, al final estos estados negativos se quedan y salen de ti, por lo cual es imposible no verse afectados por ellos, saber perdonar te librará de ellos, pues de nada sirve guardar rencores ya que la vida y la gente también está en constante cambio, ni tu eres el mismo de ayer, ni lo es la persona que te hirió. Por supuesto, seguir estas premisas no es tarea fácil, tampoco se trata de ser exactamente como Buda, pero a través de ejercicios constantes y diarios que podemos implementar a nuestras rutinas, podremos interiorizar estas ideas de una forma que contribuyan a construir nuestra propia experiencia de paz, tranquilidad y felicidad, así como en la forma en que percibimos y afrontamos nuestras dificultades y adversidades cotidianas y por supuesto, nuestro crecimiento personal.
Por Rodrigo Naranjo