Hoy en nuestra nueva sección de ¿Quién trabaja ahí? entrevistamos a Alicia Cano, psicóloga deportiva en el Comité Paralímpico de Chile además de ser docente de la Universidad de Chile. Esta es su historia.
¿Quién es Alicia Cano?
Vallisoletana de nacimiento, salmantina de formación, madrileña por vocación y chilena por pasión. Hermana mayor y fan de cada miembro de mi familia.
Psicóloga, licenciada por la Universidad de Salamanca, y con especialidad en Psicología Deportiva por la Universidad Autónoma de Madrid.
Apasionada del noble arte de los puños, deporte al que trato de dedicar parte de mi tiempo libre hace 6 años. El arte de golpear sin ser golpeado, tal vez una metáfora de la vida.
Adoro mi profesión, por lo mismo trato de poner mi 100 cada día.
Soy pragmática, eficaz, simpática, decidida y bastante racional; aunque en las decisiones más importantes de mi vida, las que han marcado mi destino, poco ha tenido que ver esta última.
Soy vegetariana por respeto, amante de los animales, sobre todo de los gatos. Hace un año es Alí (como Muhammad) quien me acompaña, aunque en casa de mis padres me esperan Atila, Sal y Pimienta; y desde arriba me cuidan Chile y Lisi desde hace poco.
Soy feliz viajando. O con un buen guitarreo, tratando de cantar (porque no es uno de mis dones), con mis amigas a la rivera del Pisuerga, aprovechando que pasa por Valladolid. O sino, en la mesa, con mi familia, en Nochebuena.
Hace cuatro años resido en Chile, donde vine por estudios y me quedé por amor al hombre que me acompaña cada día. En este país he encontrado otra parte de mi misma: la Alicia cariñosa y trabajadora y que no se frena ante un “no”.
¿Cómo llegaste al mundo de la Psicología?
No lo tengo nada claro, a decir verdad. Pero menos mal que llegué.
Al mundo de la Psicología del Deporte sí lo tengo más claro.
Para poderme concentrar estudiando siempre salía a correr cerca de la Universidad. Y una semana en cuarto de carrera, entrenando, no daba pie con bola y fue ahí cuando le tomé el peso a la influencia que nuestra mente tiene en nuestro rendimiento deportivo.
En la actualidad, ¿qué proyecto ocupa tu tiempo?
Pues son tres proyectos maravillosos:
Hace dos años soy profesora titular en una Universidad de Santiago de Chile. Imparto cuatro asignaturas de psicología para futuros profesores de Educación Física. Antes de presentar mi TFG en el Máster jamás pensé en pararme a explicar delante de tantas personas, y ahora, es mi pan de cada día.
Otro proyecto, desde hace 6 meses, es como psicóloga deportiva en un equipo de natación en Viña del Mar, con deportistas de 14 a 18 años, que se están iniciando en el alto rendimiento. Una travesía preciosa a la que decidieron invitarme para saber combatir los cantos de sirenas que, como a Ulises, les aparecen a veces.
El tercer proyecto es el que ocupa la mayoría de mi tiempo hace casi 2 años. Trabajo como psicóloga deportiva para el Comité Paralímpico Chileno, con deportistas de múltiples deportes: tenis en silla de ruedas, esquí, natación, tenis de mesa, rugby en silla, powerlifting, canotaje, esgrima, triatlón, que me acuerde ahora. Es un trabajo apasionante que me ha dado muchas de las mayores emociones de mi vida. El año pasado pude acompañar a los 54 deportistas a los Juegos Parapanamericanos en Toronto, y este año a los 15 deportistas que fueron a los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro.
Poder acompañar a los deportistas en competencia ya es un lujo, pero acompañarles a los Juegos Paralímpicos es un sueño hecho realidad. Vivir las sensaciones que regala el court central de tenis, ver la superación de cada deportista para quienes el deporte es su vida; pero, sobre todo, ver la deportividad con que se saludan, el respeto con que se miran los unos a los otros, reír con los deportistas, emocionarte con ellos, con sus primeros partidos en unos JJPP, con su despedida del deporte en los mismos,… es impagable. Soy una afortunada, y no pasa un día sin que le dé gracias a la vida por haberme atrevido a tomar aquel avión Madrid-Santiago y lanzarme a la vida, con solo el título bajo el brazo y la fe en mí misma. Fe que, entre otros, no tendría sin Carlos y Fer que me enseñaron más de mí de lo que yo ya sabía.
¿Qué desafíos te marcas en el futuro?
Esto de estar fuera de España me ha ayudado muchísimo a formarme en lo personal y lo profesional, y ¡hasta me ha cambiado el acento!, pero como en casa no se está en ningún lado. Por lo mismo, espero de aquí a cinco años estar de vuelta con algún que otro proyecto que cree mientras ejerzo y aprendo por este lado del charco.
¿Por qué te gustaría que te recordasen?
Nunca había pensado en esto, pero imagino que quiero que me recuerden aquellos que me quisieron, aunque sea un poquito; y que me recuerden porque rieron y lloraron conmigo, porque conmigo aprendieron algo más sobre sí mismos y porque les gusta quienes son cuando están conmigo.
Contesta brevemente qué te sugiere cuando se te pregunta por…
Una ciudad… Santander, ciudad de mis veranos y de la infancia con mis padres, mi hermano y mis abuelos.
Una comida… Estando lejos de casa, creo que cualquiera, pero unas buenas croquetas de cabrales no se las rechazo a nadie.
Una canción… Vine de Norte, del gran Ismael Serrano. Sin saber que me iba a pasar lo mismo que al protagonista ya sentía que hablaba de mí.
Una película… es de las viejas viejas, pero de las que me enseñó a amar mi padre, cuando hacíamos tardes de cine juntos: Capitanes Intrépidos (1937), donde un bondadosísimo Spencer Tracy logra hacerme llorar cada vez que la veo. Creo que siempre veré a mi padre en el entrañable “Manuel”, el marinero.
Un libro… Cometas sobre el cielo, no se puede evitar llorar mientras lees la cara humana de la guerra. Guerra que, desde que tengo uso de razón siempre está incendiando una parte del mundo. Ahora Siria, y es que no puedo dejar de pensar en ese Aleppo que conocí con 16 años, sus gentes tan amables y generosas, respetuosas y tolerantes, cuyas luces, seguramente, ya se apagaron.
Una frase… “La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres”, independientemente del contexto político, no encuentro otra frase que defina mejor la naturaleza del ser humano.
Un sueño… crear una clínica donde se atiendan trastornos psicológicos y enfermedades con actividad física y deporte… Mens sana in corpore sano.
Muchas gracias Alicia por compartir tus sueños e inquitudes con nosotros y sobre todo por ofrecernos esta imágen tan personal de tí misma.
Por UPAD Psicología y Coaching