La imagen que tenemos de nuestro cuerpo influye de manera significativa en nuestra autoestima y bienestar emocional. Sin embargo, para muchas personas, esta imagen está distorsionada por creencias erróneas y percepciones alejadas de la realidad. La creencia de estar con sobrepeso, incluso cuando el peso es bajo o normal, las comparaciones excesivas con otras personas y la búsqueda de una delgadez extrema pueden generar un profundo malestar y derivar en trastornos de la conducta alimentaria.
Desde la psicología, trabajamos en terapia para ayudar a quienes sufren de esta distorsión de la imagen corporal, con el objetivo de desarrollar una relación más saludable y equilibrada con su cuerpo.
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Comprender la distorsión de la imagen corporal
La distorsión de la imagen corporal se refiere a la percepción alterada y negativa del propio cuerpo. En estos casos, la persona ve su imagen de una manera diferente a cómo es en realidad, magnificando defectos o inventándolos.
Existen varios factores que contribuyen a este fenómeno:
- Influencias socioculturales: la presión por cumplir con ideales de belleza irreales promovidos en redes sociales, publicidad y medios de comunicación.
- Experiencias personales: comentarios negativos sobre el cuerpo en la infancia o adolescencia pueden generar inseguridades que persisten en la vida adulta.
- Perfeccionismo y autocrítica excesiva: la necesidad de alcanzar estándares imposibles puede generar una relación negativa con el cuerpo.
- Trastornos psicológicos asociados: la distorsión de la imagen corporal suele estar relacionada con trastornos como la anorexia nerviosa, la bulimia o el trastorno dismórfico corporal.
Manifestaciones de la distorsión de la imagen corporal
Las personas con una imagen corporal distorsionada pueden experimentar:
- Comparaciones constantes con otras personas, lo que refuerza una visión negativa de su propio cuerpo.
- Evitar espejos o mirarse en exceso, dependiendo del estado emocional.
- Buscar la validación externa a través de redes sociales o comentarios de los demás.
- Adoptar conductas extremas, como dietas restrictivas, ejercicio compulsivo o cirugías innecesarias para cambiar su apariencia.
- Sentimientos de ansiedad y depresión derivados de la preocupación constante por el aspecto físico.
Aprende a quererte mejor, a priorizarte y construir esa confianza que necesitas para enfrentarte a la vida con ganas.
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Trabajar la distorsión de la imagen corporal en terapia
Superar una imagen corporal distorsionada requiere un trabajo profundo que involucra el autoconocimiento, el cambio de pensamientos y el desarrollo de una relación más compasiva con el cuerpo. Algunas de las estrategias que utilizamos en terapia incluyen:
1. Reestructuración cognitiva: cambiar pensamientos irracionales
Muchos de los pensamientos sobre la propia imagen son exagerados o poco realistas. En terapia cognitivo-conductual, trabajamos para identificar estas creencias distorsionadas y reemplazarlas por pensamientos más realistas y amables.
Ejemplo: “Si no soy delgada, no seré atractiva” → “El atractivo no depende exclusivamente del peso; hay muchas formas de belleza y valgo mucho más que mi apariencia física”.
2. Terapia de exposición y aceptación del propio cuerpo
El objetivo es reducir la ansiedad que genera la propia imagen corporal. Esto puede incluir ejercicios como mirarse en el espejo con una perspectiva neutral, aceptar el cuerpo sin juzgarlo y exponerse progresivamente a situaciones que generan incomodidad (por ejemplo, ir a la playa sin esconderse bajo ropa holgada).
3. Reducción de comparaciones y consumo de redes sociales
El uso excesivo de redes sociales refuerza la comparación constante. En terapia, promovemos un consumo consciente de estas plataformas, reduciendo la exposición a contenido que fomente la insatisfacción corporal y siguiendo cuentas que impulsen la autoaceptación y la diversidad corporal.
4. Mindfulness y conexión con el cuerpo
La práctica del mindfulness ayuda a centrarse en el presente y aceptar el cuerpo sin críticas. Ejercicios de respiración, meditación y movimientos conscientes como el yoga pueden ayudar a mejorar la relación con el propio cuerpo.
5. Fortalecer la autoestima desde dentro
Trabajamos en terapia para que la persona valore su cuerpo no solo por su apariencia, sino por lo que le permite hacer. Enfocarse en la funcionalidad del cuerpo (“Mis piernas me llevan a lugares hermosos”, “Mis brazos me permiten abrazar a mis seres queridos”) ayuda a construir una relación más saludable y agradecida con él.
6. Fomentar hábitos saludables sin caer en la obsesión
Comer de manera equilibrada y hacer ejercicio pueden ser actividades positivas cuando se realizan con el objetivo de cuidar el cuerpo y sentirse bien, no como castigo. En terapia, trabajamos para que la relación con la alimentación y el ejercicio sea saludable y libre de culpa.
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Recuperar una visión realista y amable del cuerpo
Trabajar la distorsión de la imagen corporal es un proceso que requiere tiempo y paciencia, pero con el acompañamiento adecuado, es posible desarrollar una percepción más realista y saludable del propio cuerpo.
Desde la terapia, buscamos que la persona recupere la confianza en sí misma, se libere de la presión por alcanzar un ideal inalcanzable y aprenda a valorar su cuerpo por lo que es: un aliado en su vida y no un enemigo que debe cambiarse a toda costa.
Si sientes que la percepción de tu imagen corporal te genera angustia y afecta tu bienestar, recuerda que no estás solo. Buscar ayuda profesional puede marcar la diferencia en el camino hacia una relación más sana y compasiva contigo mismo.
Por UPAD Psicología y Coaching