Cuando empezamos a pensar acerca de lo que quiere decir mi entrenador cuando habla de la palabra cohesión de equipo, nos vienen sinónimos a la cabeza como: ‘ser una piña’, ‘ser una familia’, ‘ir todos a una’, ‘todos juntos, etc. Pero si le damos vueltas al asunto, esa cohesión grupal de la que hablamos es la responsable de que seamos algo más que un conjunto de personas que pasan tiempo juntas o realizan una tarea en común como entrenar, es la responsable de que nuestro grupo sea muy diferente al de otros, simplemente por el mero hecho de ser el nuestro.
Si acudimos por un momento al campo de la física, nos encontramos que la palabra cohesión hace referencia a «la fuerza que mantiene unidas a las moléculas de una sustancia”. Traspasándolo a nuestro lenguaje cotidiano, la palabra cohesión hace referencia al todo que hace que los miembros de un grupo permanezcan unidos, estaría muy relacionado con la atracción que sentimos hacia el grupo, con la resistencia a abandonarlo, con el nivel de motivación que muestran sus integrantes y con la coordinación de esfuerzos que realizan todos y cada uno de ellos para obtener objetivos comunes. La mayoría de investigaciones realizadas sobre este aspecto son muy claras, ya que existen numerosos estudios que indican una relación positiva entre la cohesión grupal y el rendimiento deportivo, tanto a nivel individual como grupal. Y en efecto, así es, pertenecer a un grupo cohesionado hace que mejoremos tanto de forma individual como grupal.
La comunicación en la cohesión grupal
Una de las principales vías para incrementar dicha cohesión seria tener una buena comunicación entre los integrantes del grupo, dicha comunicación muchas veces se ve enturbiada por factores de la competición, ya sea exigencia del partido, alta activación, etc., pero ¿se puede trabajar en el día a día para enriquecerla y que pueda ir a mejor? Afortunadamente así es. Creo que el principal factor es darse cuenta de que sin ese trabajo conjunto de todos los integrantes del equipo no se podrá llegar a los objetivos comunes, y finalmente a los deseados individualmente. Darse cuenta de que para echarnos tierra encima ya están los rivales deportivos, como para que además tiremos nosotros piedras contra nuestro propio tejado. Para ello, se requiere un esfuerzo máximo, tanto en entrenamientos como en la competición, proporcionando siempre refuerzos positivos y/o constructivos a los compañeros, y sobre todo, actuando de forma responsable a la hora de aceptar los aciertos y los fallos de cada uno y poniendo un principal interés en resolver los conflictos de forma inmediata y sincera. Porque al fin y al cabo, está demostrado, que si todos los integrantes de un equipo no van juntos en la misma dirección, el grupo se acaba partiendo, y por tanto, fracasando.
Para finalizar, me gustaría recalcar que lo más probable al terminar de leer este articulo, todos hayamos pensado que la cohesión grupal es un aspecto a abordar de manera exclusiva dentro del equipo, entiendo por éste a los jugadores, pero no debemos olvidar la relevancia de quienes tienen la responsabilidad de gestionar ese grupo de personas, que los guían, dirigen y lideran, como lo son los integrantes del cuerpo técnico. Por tanto si estos últimos saben predicar con el ejemplo, resultará mucho más fácil que el equipo asuma ese objetivo y siga sus pasos.
Por Daniel López Conde