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Acoso escolar: claves para identificar señales y conductas del bullying

El bullying es un concepto que hace referencia a toda forma de maltrato e intimidación que se produce de forma reiterada a lo largo del tiempo por parte de una persona o grupo hacia otra. Lo que más destaca de esta forma de maltrato es que se produce entre iguales. Si bien el bullying se suele asociar y traducir como acoso escolar, se puede producir entre adultos en un entorno comunitario, organizacional (mobbing) o social, por lo que se trataría más bien de un problema social más que exclusivamente escolar o infantil. Uno de los problemas asociados más comunes a este problema es la dificultad en muchas ocasiones de identificar las conductas de agresión hacia las víctimas, ya que pueden pasar por bromas que no se toman bien por el que las recibe, apelando a las características personales de la víctima más que a las de los acosadores. Este artículo se va a centrar en el acoso escolar.

Componentes del bullying o acoso escolar

  1. La agresión o intimidación se ejerce por parte de uno o varios acosadores en grupo que tratan de agredir a una víctima de forma intencionada y reiterada en el tiempo.
  2. Existe un desequilibro de poder entre la víctima y el acosador que puede ser real o percibido por la propia víctima.
  3. Genera problemas de estrés, ansiedad y/o depresión en el niño acosado.

Tipos de agresión en el bullying o acoso escolar

Existen diversos tipos de agresión: física (se agrede a la víctima físicamente), verbal (insultos o vejaciones), psicológica (se realizan acciones con el fin de dañar la autoestima de la víctima) y social (se aísla socialmente a la víctima del grupo, no dejando participar en el juego o en eventos sociales).

En este tipo de situaciones el acosador va ganando poder a través de la intimidación y agresión hacia la víctima mientras que esta va perdiendo poder. El acosador a menudo se siente amparado por el resto de los compañeros del aula, debido a que o bien participan, o bien ignoran el acoso, llegando en algunos casos a justificar la agresión hacia la víctima, reforzando el comportamiento agresivo hacia ella. En otros caso, si bien el resto lo desaprueba no se enfrenta al acosador o acosadores por miedo a que se vuelva en su contra y se convierta en la próxima víctima. Generalmente el resto de niños no suelen intervenir en situaciones de acoso si quien lo sufre no es amigo suyo.

En cuanto a la víctima, conforme avanza el acoso va sintiéndose cada vez más indefensa ante la situación, por lo que puede generar indefensión aprendida. No es común que la víctima lo denuncie ni a los padres ni al colegio por miedo a que la situación de acoso se agrave aún más. Es un problema que afecta a chicos y chicas. Si bien los chicos suelen utilizar más la agresión física o verbal, las chicas suelen utilizar la agresión social, verbal y psicológica.

Ante este problema tan grave, una de las principales preocupaciones de padres y profesores es cómo identificar este tipo de conductas. Se pueden identificar a partir de la observación del comportamiento y las reacciones de los menores.

Conductas y señales del agresor y la víctima ante una situación de bullying

En un menor que sufre acoso

  • Apatía, tristeza, irritabilidad, ansiedad, estado de alerta constante, malestar generalizado, dolores de cabeza o dificultades del sueño y pesadillas. Es común que tengan reacciones emocionales extremas como el llanto o la ira incontrolada.
  • Aislamiento social e introversión, saldrá menos con sus amistades habituales y permanecerá más tiempo solo que el resto de niños. Es posible que se niegue a hablar del colegio/instituto o sus amistades, cambiando rápidamente de tema o evitando hablar sobre ello.
  • Problemas de concentración y de memoria, suele ir acompañado de una disminución en el rendimiento académico.
  • Negativa a ir al colegio o aparición de malestar en el momento de ir. Puede ser común que salga más tarde de casa, llegando con el tiempo justo al aula. También es común que falte al colegio de forma recurrente por temas de salud.
  • Negación de las agresiones o la situación de acoso e incluso justificaciones de las mismas como bromas.
  • En casos extremos puede haber amenazas e intento de suicidio.

En un menor que acosa

  • Ausencia de empatía con el sufrimiento de los demás.
  • Intolerancia hacia lo que no le gusta.
  • Suele comportarse de forma prepotente y dominante con sus hermanos y amigos. Es común que provoque peleas entre compañeros o excluya a otros niños en los juegos.
  • Se enorgullece de sus conductas agresivas, habla mucho de peleas o enfrentamientos y no asume ningún tipo de responsabilidad por sus conductas.
  • Suele hablar de forma despectiva de otros compañeros o se burla de ellos.
  • Poca tolerancia a la frustración, se puede observar en juegos o a la hora de realizar actividades en el aula.

Estas son algunas de las señales que pueden servir a padres y profesionales de la enseñanza a identificar una posible situación de acoso. Es muy importante mantener una actitud de tranquilidad y generar un clima agradable y seguro a la hora de hablar con las víctimas para que sientan confianza a la hora de explicar y denunciar su situación.

A la hora de hablar con los acosadores, es necesario imponer sanciones, pero también que entiendan por qué la situación es grave, la razón por la cual se les sanciona y formas de haber gestionado el conflicto sin haber utilizado la agresión. Un clima de confianza y tranquilidad es la forma más adecuada para que la situación de acoso no se repita.

Por Dessyrée González Barrio

@dessy_GB

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