Una de las claves para que una pareja tenga éxito es que haya entre los miembros una buena comunicación o simplemente, que haya comunicación. Cuando se pasa una mala racha, las parejas tienden a dejar de hablar, y cuando lo hacen es desde el reproche, el grito o la competición (a ver quién se sale con la suya).
Que pase esto en parejas que lleven juntas mucho o poco tiempo es normal, dado que nadie nace sabiendo y normalmente, no nos han enseñado a comunicarnos de forma asertiva, más bien, estamos acostumbrados y acostumbradas a querer llevar siempre la razón, a ver quién da el argumento más inteligente o el más válido y, sobre todo, esperamos que nuestra pareja interprete correctamente lo que decimos con indirectas o simplemente con nuestra expresión corporal, como si pudiera leernos la mente.
Comunicación en pareja: los 5 errores más típicos
Por todo ello, queremos aquí acercaros algunos de los errores más comunes que cometemos cuando nos comunicamos o intentamos comunicarnos con nuestra pareja:
1. Ofrecer ayuda no solicitada
Nuestra pareja llega cansada del trabajo y nos cuenta el mal día que ha tenido. Con toda nuestra buena intención nos ponemos a dar consejos o soluciones sobre cómo podría haberle ido mejor el día. Esto es lo último que la otra persona quiere escuchar. Solo quiere desahogarse con la persona que tiene en casa y que espera le va a comprender. Esto lo que en realidad evidencia es que no estamos escuchando completamente lo que tratan de comunicarnos, puesto que estamos pensando, al menos de manera parcial, en lo siguiente que queremos decirle.
2. Suponer que nos leen el pensamiento
Muchas veces, esperamos que la otra persona sepa exactamente lo que sentimos o lo que deseamos, sin necesidad de tener que decírselo. Esto es un error habitual puesto que al final, estamos basando la relación en expectativas y si NO las comunicamos de forma explícita, las expectativas NO se pueden cumplir. Nuestra pareja no lleva la bola de cristal en el bolsillo.
3. Poner etiquetas
“Es que eres un vago”, “No vales para nada”. Descalificar a la otra persona no va a conseguir hacer que esa persona cambie, sino todo lo contrario: el riesgo de las etiquetas está en que la persona puede anclarlas a su identidad (efecto pigmalion) y por lo tanto, no se va a dar cuenta que el problema está más en su conducta y no tanto en su forma de ser.
4. Contratacar
Responder a las críticas con más críticas. Esto solo va a ayudarnos a enredar más el desencadenante de la discusión. Cuando nos enfadamos con alguien tendemos a abrir el cajón de los reproches, cambiando de tema, lo cual lleva a un efecto bola de nieve, en el que la bola de nieve o tema de discusión se va haciendo cada vez más grande y, en lugar de resolver el problema, estalla.
5. Emplear el sarcasmo
También es muy común cuando nos enfrentamos a un conflicto con la pareja tirar de la ironía cuando, en primer lugar, la otra persona no lo tiene por qué pillar y, en segundo lugar, si lo pilla, puede sentirse herida. Cuidado con esto, pues la rabia puede hacernos decir cosas que en realidad no pensamos o no sentimos y solo vamos a conseguir hacernos aún más daño.
En conclusión, todos estos errores (que siendo honestos, todo hijo de vecino puede cometer), son fácilmente reparables si nos esforzamos por tener una comunicación de pareja más abierta y basada en el diálogo, en la conversación, los agradecimientos y la empatía. Se trata de un proceso en el cual tendremos que desaprender lo aprendido, para luego pasar a comunicarnos de manera asertiva – La clave de la comunicación. Contar para ello con un/a profesional de la psicología, que nos acompañe en este proceso de aprendizaje, nos ayude a identificar nuestros errores comunicativos y nos ofrezca nuevas estrategias para optimizar nuestra comunicación, puede resultar un factor determinante.
Por UPAD Psicología y Coaching