Llegamos al trabajo, encendemos el ordenador y estamos conectados a él prácticamente toda la jornada, miramos el teléfono móvil cada cinco minutos, regresamos a casa y usamos la tablet mientras vemos el televisor. Seamos sinceros, pasamos muchas horas del día enganchados a las nuevas tecnologías ¿no creéis?
Las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) nos facilitan determinadas actividades como la obtención de información en varios formatos, el acceso al conocimiento, la comunicación con otras personas, la colaboración a distancia y la educación especial. Las TICs pueden ser una herramienta muy útil, ya que mejoran la prestación de servicios básicos y la productividad, impulsan el desarrollo y aumentan la calidad de vida de las personas.
Según los datos del “Informe Ditrendia: Mobile en España y en el Mundo 2018”, el móvil o smartphone es el dispositivo más utilizado para acceder a internet, usado ya por el 97% de los españoles. Más de 29 millones de personas en España disponen de un smartphone. El móvil se ha convertido en la opción preferida de los usuarios para realizar sus búsquedas, utilizar las redes sociales, jugar a videojuegos, ver vídeos y buscar información sobre productos. Por otro lado, un 49% de los jóvenes entre 18 y 24 años, hace un uso intensivo del smartphone que supera las cuatro horas diarias. En pocas palabras, los españoles dedicamos más tiempo a chatear con nuestros contactos que a cualquier otro tipo de actividad.
¿Cómo podemos relacionarnos sin las nuevas tecnologías?
Los móviles nos simplifican el día a día y nos mantienen informados sobre todo aquello que nos interesa y de las personas con las que queremos estar conectados. Sin embargo, el teléfono inteligente ha cambiado la forma en la que nos comunicamos, pasamos más horas pegados a nuestros dispositivos. Todos nos hemos sentido alguna vez ignorados por alguien que está más pendiente del móvil que de nosotros. Este comportamiento impide experimentar el momento y provoca la pérdida del diálogo y de la escucha, sustituye el contacto humano por el envío de un simple mensaje.
Según la psicóloga y socióloga Sherry Turkle, sin conversación cara a cara, los estudios muestran que somos menos empáticos, conectamos menos con los demás, somos menos creativos y nos sentimos menos realizados. Conforme a sus investigaciones, la capacidad de entender e interpretar correctamente los sentimientos del otro, está disminuyendo. Pese a estar más conectados que nunca, apenas conversamos.
Para que se dé una relación de calidad, la sola presencia de la otra persona no es suficiente, sino que se necesitan algunos intercambios afectivos. Un mal uso de las tecnologías pueden dañar las relaciones humanas, influyen en la pérdida de información relevante como las actitudes, los tonos de la voz y los gestos.
Por tanto, si no se hace un uso responsable de las herramientas que nos ofrecen las TICs, pueden afectar de manera muy negativa a las personas, pudiendo ocasionar aislamiento por pasar muchas horas navegando en internet o chateando a través de redes sociales. Prestar atención a un dispositivo móvil sin hacer caso al entorno y a las personas que nos rodean, puede perjudicar directamente a la estructura de nuestras relaciones más personales y tener influencia sobre nuestra calidad de vida.
Es necesario recibir formación para hacer un uso adecuado de las TICs y aprovechar los muchos aspectos positivos que nos pueden aportar, así como evitar y minimizar sus riesgos. Si vemos las TICs solamente como herramientas que están al servicio del ser humano, aprenderemos a priorizar y a darnos cuenta de que existen otras actividades y momentos con nuestros seres queridos que pueden resultar más enriquecedores, que horas y horas delante de una pantalla.
Aunque vivimos en una época de urgencias y ritmos rápidos (internet, correo electrónico, redes sociales, móviles…), la vida está llena de momentos y encuentros con los demás, ya sea con familiares, amigos, nuestra pareja o incluso un desconocido. Pocas veces nos paramos a reflexionar sobre la calidad y riqueza de estos contactos. Cada instante o cada hora conversando con los demás, lleva consigo un crecimiento y un aprendizaje que permiten construir un nuevo conocimiento.
Somos seres sociales y necesitamos la interacción y la comunicación con otras personas para lograr nuestro bienestar. Así pues, desconectemos las pantallas, conectemos la escucha, comencemos el diálogo, aprendamos de la diversidad, estando presentes y abiertos a los demás. Se puede dar un paso adelante para desconectar de la tecnología y conseguir relaciones más intensas.
En muchas ocasiones, recuperar el contacto de calidad entre personas no es un asunto tecnológico, sino más bien, cuestión de humanidad. Intentemos que la tecnología no interrumpa la unión y la intimidad humana.
Por Paloma García Pérez.
REFERENCIAS BIBIOGRÁFICAS
Turkle S., En defensa de la conversación. El poder de la conversación en la era digital. Ático de los libros, Barcelona 2017