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El gol más importante

Esta semana hemos disfrutado de la gala del Balón de Oro que entrega la FIFA, en colaboración con la revista France Futbol, al mejor futbolista del año. La gala consiste en una sucesión de premios a distintos méritos deportivos (mejor entrenador, mejor gol, mejor jugadora, etc.) amenizada con el cameo de alguna que otra vieja gloria (en el buen sentido) y alguna actuación musical, sin olvidar el glamuroso paseo por alfombra roja de las distintas personalidades, sus parejas y sus vestidos. Más allá del buen gusto de la ceremonia, donde tendríamos todo tipo de opiniones, hay varias cuestiones que merece la pena explorar.

¿Hasta qué punto es beneficioso ensalzar el rendimiento individual en un deporte de equipo?

Tópicos aparte (el fútbol es un deporte de equipo, sin los pases de sus compañeros los delanteros no meterían tantos goles, etc.), hay varios procesos psicológicos que se pueden ver afectados por un refuerzo de tal magnitud.

Es posible que el ser reconocido como el mejor futbolista del mundo (y por lo tanto, el mejor de tu plantilla), nos lleve a asumir un rol de liderazgo que puede no correspondernos, llegando a interferir, de forma voluntaria o involuntaria en la labor de capitanes, cuerpo técnico, etc. Una buena cohesión grupal puede ayudar a evitar esta situación.

¿El elogio debilita?

Puede afectar a la motivación. Ser designado como el mejor futbolista del mundo puede dejarnos sin objetivos y llevarnos a un estado de autocomplacencia donde no necesito esforzarme tanto como siempre porque ya no voy a conseguir nada mejor de lo que tengo. Contra esto, podemos luchar siendo creativos y buscando nuevos objetivos. Por ejemplo, el vigente ganador se ha propuesto alcanzar el máximo número de balones de oro conseguidos por un mismo futbolista, para lo que necesita un balón de oro más.

¿Puede suponer un factor protector, además de estos factores de riesgo?

Sí. Como de casi todo, de esto podemos, no solo evitar los posibles efectos perniciosos, sino aprovechar algunos mecanismos beneficiosos. Por ejemplo, la autoeficacia, que es lo buenos que nos creemos, ha demostrado ser un proceso mental que aporta numerosos beneficiosos al rendimiento y a la vida deportiva. Cuanto más buenos nos creemos, más nos esforzaremos, más rápido nos levantaremos tras los fracasos y, al final, más y mejores objetivos conseguiremos. Si nos dicen que somos el mejor del mundo en lo nuestro, nuestra autoeficacia experimentará un aumento a través de, lo que no deja de ser, un feedback positivo.

Hemos simplificado y resumido mucho algunos de los muchos aspectos psicológicos que pueden verse afectados por un premio tan desmesurado. Lo más importante, es no parar nunca, y es que, como dice el vigente ganador del Balón de Oro, el gol más importante es el próximo.

¡Desde la UPAD Psicología y Coaching queremos dar nuestra más sincera enhorabuena a Cristiano Ronaldo por ganar el Balón de Oro 2014 y a Leo Messi y Manuel Neuer por habérselo peleado!

Por Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

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