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¿Por qué es importante pasar tiempo con los hijos?

A todos los hijos les gusta divertirse, y a lo largo de su desarrollo puede observarse que tienen una gran capacidad de inventarse juegos, buscar retos emocionantes en el entorno que les rodea, o bien encontrar la manera de distraerse consiguiendo no estar aburridos. Obviamente esta habilidad varía según la persona y su contexto. Un grupo de 10 niños seguramente casi siempre pueda ofrecer un juego que haya pensado alguno de los individuos, pero si se trata de uno de 2, será menos probable.

Fuera del colegio, los hijos pueden jugar en grupo si tienen amigos que vivan cerca, hermanos, o les gusta conocer gente en los parques para jugar mientras los padres observan que esté en un entorno seguro y de confianza. Es probable que otros niños prefieran jugar solos, y esto es una preferencia totalmente válida.

Pero a pesar de estas las actividades lúdicas, ya sea solos o con otros niños de aproximadamente su misma edad, es importante que los hijos pasen tiempo con sus padres y madres, divirtiéndose juntos, estrechando lazos y fomentando un entorno familiar en el que puedan disfrutar y aprender al mismo tiempo.

Beneficios de pasar tiempo con nuestros hijos

El objetivo de pasar tiempo con los hijos no es solamente que se diviertan o distraigan, sino que al ser un ejemplo para ellos, y ellos ser dependiente de los padres, influirán en muchos más aspectos. Por ejemplo, formarán a sus hijos, ya que se encuentran en edades de modelarse como persona y recibir conocimientos sobre la vida. Además, los hijos aprenden observando y copiando, por lo que controlar las acciones que se les deja ver será de gran importancia.

Otro aspecto crucial es la necesidad humana de ser amados y amar, siendo el tiempo que compartan tanto padres como madres con sus hijos de gran importancia para que estos perciban ese sentimiento. La disciplina también se enseña, va de la mano del primer punto, formar, enseñando además de conocimientos, valores y señales de educación y respeto importantes para su desarrollo y un futuro comportamiento.

Por otro lado, que los hijos vivan en un ambiente de paz y tranquilidad les ayudará a formarse como personas seguras, promoviendo una alta autoestima que se plasmará en encontrar relaciones sanas y constructivas. Esta seguridad no significa que no haya conflictos ni discusiones, sino que los hijos sientan que se encuentran bajo la autoridad y protección de un adulto, quien en caso de ser necesario, actuará con responsabilidad respetando los derechos de a quienes se dirige.

Con el paso de los años los niños van creando su identidad, su propia idea de quiénes son, qué les gusta e interesa. Esta identidad se verá influenciada por todos los contextos sociales a los que se exponga el niño/a, por lo que el parental deberá ser un espacio seguro donde expresarse y crecer como persona.

Cline (1998) defiende que para formar hijos seguros de sí mismos, positivos y con una vida productiva es necesario consolidar un buen entorno familiar, formando una buena autoimagen en los hijos, a quienes también se le enseña habilidades sociales efectivas. Entre estas se encuentra una educación sexual, valores morales y proteger la salud mental. Otro autor, comparte que el tiempo que los padres pasen con sus hijos será importante para promover estos aspectos y dará una mayor calidad a su relación (Seidler 2000).

Por último, añadir que cantidad no significa calidad, esta última requiere implicación y energía para que se convierte en un aspecto funcional en el desarrollo de un hijo o hija. Por mucho tiempo que se pueda compartir con los hijos, si este no es un buen ejemplo ya sea por el entorno, conductas u otra razón concreta, afectará de manera negativa, además de no fomentar los aprendizajes funcionales para un desarrollo normal dentro de una buena ética y valores humanos definidos.

Por Sergio Palomo Rumschisky

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