Numerosos estudios han demostrado el poder de la meditación ante nuestra mente. Sí, así es. ¡La meditación es capaz de mejorar nuestro cuerpo y mente! Es por ello por lo que en los últimos años la meditación se ha hecho tan popular. Y no es simplemente un “Boom” sin sentido, lo entenderás después de conocer algunos de los beneficios de la meditación.
- Artículo relacionado: Autocuidado: la importancia de centrarnos en nosotros mismos
Beneficios de la meditación
- Disminuye los niveles de estrés y ansiedad.
- Activa zonas del cerebro asociadas con la empatía, la compasión y el amor.
- Reduce el volumen de la amígdala (parte del cerebro que se encarga de la emoción del miedo).
- Ayuda a la molécula “telomerasa” en el proceso de alargar los cromosomas del ADN para conseguir la inmortalidad de las células en los procesos cancerosos.
- Consigue mejorar la calidad del sueño, además de facilitar su conciliación.
- Disminuye la tensión muscular.
- Mejora el estado de ánimo.
- Mejora la memoria.
- Disminuye la presión sanguínea.
- Mejora de la propia conciencia del cuerpo.
- Disminuye el riesgo de padecer demencias.
¿Quién puede practicar la meditación?
Una de las cosas buenas que tiene la meditación, es que es una actividad dirigida para todos. Puede ser practicada por cualquier persona y no se necesita nada más que nuestro cuerpo y nuestra mente, ¡Nada más!
Eso sí, para poder comprobar sus beneficios es necesario tomar la decisión de comenzar a meditar, ser constantes y tener ganas de hacerlo. Tampoco existe una localización perfecta para llevarla a cabo, simplemente se necesita encontrar un lugar en el que nos sintamos tranquilos y no nos interrumpan, además de unos minutos para poder concentrarnos.
Además, (esta es una duda muy común) no existe una hora mejor o peor para meditar, simplemente cuando puedas y tu día te lo permita. Solamente trata de ser constante y estar consciente. Eso sí, es recomendable realizarlo todos los días a la misma hora.
- Artículo relacionado: 4 maneras de ejercitar Mindfulness en el día a día
Consejos para comenzar a meditar
1. Abraza tu mente
Cuando nuestra mente comienza a saltar de unos pensamientos a otros sin parar, se le denomina “la mente del mono”. Esto es algo de lo que nos damos cuenta cuando comenzamos a practicar la meditación y en algunos momentos puede resultar molesto o frustrante porque tendemos a bloquearlos o eliminarlos. Sin embargo, es bueno saber que esto que nos ocurre es totalmente normal. Medita sabiendo que estos pensamientos no van a parar. Es más beneficioso abrazarlos, aceptarlos y ponernos de su lado. El truco para silenciar la mente es ser indiferente a los pensamientos.
2. Sé flexible
El hecho de tener que ponernos en una posición en la que la espalda esté recta, muchas veces nos hace pensar que tenemos que ser como un muñeco de cera. Intentamos estar tan erguidos que terminamos tensando toda esa zona en lugar de relajarla. La posición debe ser erguida, pero sin pasarnos. Puede haber curvaturas naturales en nuestra espalda y es algo normal. Además, si en algún momento necesitamos toser, estornudar o aclarar la garganta no tenemos que evitarlo. Podemos parar un momento, focalizar nuestra atención en ello y seguir con la meditación.
3. No es necesario que estés sentado
Puedes meditar sentado en una silla, un taburete, en el suelo, sillón o incluso tumbado en la cama. No existe un sitio concreto para meditar, simplemente donde tu estés más cómodo. Eso sí, debes saber que no vas a dormir, sino que consiste en estar consciente y presente, por lo que es más recomendable encontrarte en una postura “alerta”, es decir, firme pero cómodo.
4. Lleva un registro
Escribe una “x” o la marca que tu desees en un calendario, a mano, en el móvil, etc. como sea más cómodo para ti. De esta manera, podrás tener un control de cómo vas consiguiendo tu objetivo. Es mejor comenzar con objetivos a pequeña escala, como comenzar meditando durante 10 minutos y poco a poco ir subiendo los tiempos. Cuantas más veces medites, más fácil será para ti realizarlo y se irá convirtiendo en un hábito.
5. Es mejor hacerlo mucho que hacerlo bien.
Y si, aunque resulte extraño en la meditación, el dicho se da la vuelta. No importa la calidad de las meditaciones, lo importante es que tratemos de practicarlo muchas veces. Conseguiremos un experiencia mejor si lo practicamos mucho.
Espero que estos consejos te ayuden y animen a comenzar con la meditación. Comenzar a construir un hábito a veces puede ser complejo, pero no te lo tomes como una obligación, hazlo porque te apetece y verás como empiezas a notar sus beneficios. ¡A disfrutar y que el “flow” te acompañe!
Por Lucía López Navarro