La noche del 25 de Julio de 1992, en Barcelona, el arquero paralímpico Antonio Rebollo, disparó la que seguramente fuera la flecha más famosa de toda su carrera deportiva. Con la mirada del mundo puesta en él, Rebollo fue el encargado de encender el pebetero que dio comienzo a los Juegos Olímpicos: su imagen tirando la saeta de fuego pasaría a la historia, y a día de hoy, sigue teniendo el poder de emocionar a aquellos que la ven. El encendido de Barcelona 92 se ha convertido en uno de los más célebres de todos y, en retrospectiva, cabe añadir que tal vez tuviera algo de premonitorio: aquel año, el tiro con arco español también consiguió escribir su nombre en la historia olímpica consiguiendo alzarse con la medalla de oro en la modalidad masculina por equipos. Alfonso Menéndez, Juan Carlos Holgado y Antonio Vázquez fueron los primeros en lograr esta hazaña que, hasta la fecha, ningún otro arquero o arquera español ha conseguido repetir.
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La medalla de oro española en tiro con arco en los Juegos olímpicos de Barcelona 92
El día de antes de la final, los periódicos españoles analizaron qué expectativas de medalla tenían los diferentes deportistas que competirían entonces. Y a pesar de todo el sacrificio y las muchísimas horas de entrenamiento, los medios de comunicación de la época coincidieron en que lo más probable era que el equipo español de tiro con arco no ganara aquel 4 de agosto. Nadie pensó que ellos tres, que habían elegido un deporte minoritario y que nunca antes había conseguido nada en unos Juegos, precisamente ellos, fueran capaces de ganar algo entonces. De hecho, la meta del equipo español era, sencillamente, pasar la primera eliminatoria, después de la cual podían permitirse relajarse y disfrutar, sin más, de la competición. Nadie creyó en ellos. Y se equivocaron.
Además, hay que tener en cuenta que los enfrentamientos que le tocaron al equipo español no fueron precisamente halagüeños. En su segunda eliminatoria tuvieron que tirar contra el Equipo Unificado (antigua URSS), que era uno de los favoritos… A pesar de ello, los españoles vencieron. Y es que ocurre algo, cuanto menos curioso en cualquier deporte, y es que el rival considerado “más fuerte”, es el que más presión tiene durante la competición. Su ansiedad es más alta porque pensamientos del tipo “tengo que ganar”, o “qué pasará si pierdo contra alguien así”, hacen que vayan mucho más presionados, mientras que el equipo sin posibilidades se preocupa menos porque considera que no tiene nada que demostrar. Al final, la presión no es buena compañera y suele venir acompañada de estrés, tensión muscular y pensamientos negativos, lo que dificulta mucho el desarrollo de la buena práctica deportiva. Todos los deportes tienen un grado de activación óptimo en el que se alcanza el mejor rendimiento, y la presión no ayuda a encontrarlo. Y si además de todo esto, puedes ver que tu rival (ese rival que pensabas que no iba a oponer resistencia), está mucho más relajado, más animado y está, en definitiva, compitiendo mejor, lo que pasará es que conseguirá aumentar tu ansiedad, sin tan siquiera darse cuenta. Hasta los más difíciles rivales pueden sucumbir, en un momento dado, a una situación así, aunque por supuesto con un buen entrenamiento psicológico se puede evitar. El control emocional, de pensamientos, el buen uso de la respiración y la relajación pueden ser grandes aliados para cualquier deportista y más para unos arqueros cuya activación no debería ser muy elevada en los momentos de más tensión, como en una eliminatoria.
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Así que Menéndez, Holgado y Vázquez lograron eliminar a uno de los favoritos. Pero ellos querían más, por descontado. Habían entrenado muchísimas horas junto a Víctor Sidoruk, quien les puso una rutina prácticamente militar. Aunque la relación no siempre fue sencilla, su entrenador tuvo un papel importante en la consecución de la medalla de oro. El equipo, además, contaba con especialistas que les ayudaron a controlar su ansiedad en competición, y los arqueros tuvieron que trabajar sin descanso para volverse competitivos, tanto a nivel físico como mental. Esfuerzo, sacrificio, planificación y pasión: la sabiduría popular dice que las medallas se ganan en los entrenamientos. En tan alto nivel, el entrenamiento psicológico puede marcar la diferencia, y el tiro con arco es uno de los deportes con mayor exigencia mental. Focalizar la atención para evitar distractores incluso en las situaciones más adversas (como cuando tienes que tirar tres flechas en menos de 40 segundos), controlar la ansiedad para que no tiemble el pulso en el momento crítico (como cuando, en estos 40 segundos, no puedes fallar del amarillo, el centro de la diana) y, sobre todo, conseguir la confianza necesaria para no dudar en los momentos clave y provocar el fallo. Por suerte para los deportistas, la Psicología está preparada para ayudarlos en este entrenamiento y guiarlos en la búsqueda del rendimiento óptimo.
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Confianza. Tal vez nadie creyera en el equipo de tiro con arco español, pero ellos, a medida que iban viendo que ganaban eliminatorias, ganaban también confianza en sí mismos. Les dijeron que era imposible, pero supieron cómo controlar sus nervios y aplicar la técnica que tanto habían entrenado. Menéndez, Holgado y Vázquez sí creyeron en sí mismos. Y demostraron que hasta las medallas más difíciles se pueden alcanzar si se pelea por ellas. Tal vez nadie creyera en ellos, pero ellos han conseguido que todos los arqueros que hemos llegado después, creamos que los sueños se pueden cumplir.