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5 etapas en un proceso de cambios

Por lo general, repetimos ideas y conductas porque estas nos han sido útil en algún momento del pasado: las hemos aprendido las y mantenemos en nuestro repertorio. ¿Cómo influyen los cambios en nuestras creencias?

Estamos todos de acuerdo en que los cambios tienen consecuencias desconocidas y potencialmente peligrosas para nosotros y para nuestras, además de consumir una gran cantidad de recursos energéticos, de esfuerzo y de tiempo. De hecho, tenemos la sensación de que estos recursos podríamos utilizarlos en otras actividades si no se produjesen esos cambios. Es por esto por lo que solemos buscar rutinas y automatismos.

Además del consumo de recursos, los cambios pueden provocar lo que se conoce como disonancia cognitiva, que hace referencia al malestar o incomodidad que surge por un conflicto entre nuestras creencias antiguas y las nuevas, o de nuestras conductas con esas creencias. Y es que, tenemos la necesidad de que nuestras creencias sean coherentes entre sí, por lo que evitamos aquella información que las contradiga.

Cambios, creencias y rutinas

Para evitar este malestar, muchas veces recurrimos al autoengaño, buscando información coherente con nuestras creencias antiguas que las confirmen y nos tranquilice. Para poder aceptar los cambios sin que se produzca ese malestar, tenemos que eliminar esa disonancia, buscando coherencia a través de la reflexión, el compromiso, la paciencia, etc.

Por ejemplo, cuando una persona quiere dejar a su pareja podría ocurrir que tuviese dudas de su relación, pero también miedo al gran cambio que supondría dejarlo, por lo que se intenta autoconvencer de que no es necesario dejar la relación. En este caso, se esta produciendo una disonancia cognitiva, y para solucionarlo, llegamos al desengaño.

Sin embargo, es fácil buscar una solución, ya que nuestro cerebro es plástico, es decir, es modelable, y es capaz de adaptarse al entorno cada vez que este cambia. Lo importarse es volver a construirse cada vez que nos enfrentemos a un cambio: además de tiempo, necesitaremos paciencia, constancia, compromiso, compasión, tener la mente abierta y aceptar nuestras emociones. Es un proceso largo, pero posible y de gran agrado. El proceso del cambio no es lineal, pero sí que se pueden diferenciar diferentes etapas.

Etapas para afrontar los cambios

  1. Precontemplación. En esta etapa, no somos aun conscientes de que hay un problema, y no valoramos la opción de un cambio; incluso puede aparecer la negación cuando alguien menciona algo relacionado.
  2. Contemplación. En esta etapa, somos más conscientes y podemos hablar del tema además de valorar el cambio, aunque no somos capaces de aceptarlo; incluso se puede retrasar por que se genera resistencia, procrastinación y autosabotaje, ya que evitamos sufrir ese malestar.
  3. Preparación. Tomamos la decisión de llevar a cabo una acción y buscamos la información pertinente.
  4. Acción. En esta etapa, hay cambios notables y se es constante con ellos.
  5. Mantenimiento. Es la etapa en la que convertimos el cambio en un nuevo habito. No obstante, se pueden producir recaídas.

Finalmente, concluimos que, si se está en un proceso de cambio, se debe tener paciencia y pasar por todas las etapas.

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