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Validación emocional: el superpoder que todos necesitamos (y no sabíamos)

Validación emocional: el superpoder que todos necesitamos (y no sabíamos)

Si alguna vez has contado a alguien que te sientes triste, ansioso o agotado y te han respondido con un «no es para tanto» o un «tienes que ser fuerte», queremos que sepas algo: eso, querido lector, es invalidación emocional en su estado más puro. Y duele. Mucho.

La validación emocional es como el aguacate en el pan tostado: cuando está, todo es mejor. Nos ayuda a sentirnos entendidos, aceptados y conectados con los demás. Pero cuando falta, nuestra autoestima puede tambalearse y nuestras relaciones sufrir. Así que hoy venimos a hablar de este concepto tan fundamental como subestimado.

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¿Qué es la validación emocional y por qué es tan importante?

Validar una emoción significa reconocerla sin juzgarla, sin intentar cambiarla ni minimizarla. Es darle espacio a lo que sentimos (o a lo que siente otra persona) y decirnos: «Esto que sientes es real, tiene sentido y está bien que lo sientas».

Piensa en la validación emocional como en un buen abrazo emocional: no soluciona el problema, pero te hace sentir que no estás solo en ello. Cuando alguien nos valida, no solo nos sentimos comprendidos, sino que también aprendemos a gestionar mejor nuestras emociones.

Ejemplo rápido

Imagina que le cuentas a un amigo que tu jefe te gritó en una reunión y que eso te ha dejado fatal. Si tu amigo te responde con un: «Seguro que no fue para tanto, no te lo tomes tan a pecho», te está invalidando. Pero si en cambio te dice: «Vaya, eso suena realmente injusto, normal que te sientas así», entonces está validando tu emoción.

¿Cómo nos afecta la falta de validación emocional?

La invalidación emocional puede hacer que empecemos a dudar de nuestras propias emociones. Si durante mucho tiempo escuchamos que «no deberíamos» sentirnos de una forma determinada, podemos llegar a creer que algo anda mal en nosotros.

Consecuencias más comunes

  1. Autoestima por los suelos: si nadie valida lo que sentimos, podemos empezar a creer que nuestras emociones no tienen valor.
  2. Dificultades para gestionar emociones: cuando nuestras emociones son constantemente minimizadas, podemos aprender a reprimirlas en lugar de manejarlas saludablemente.
  3. Problemas en las relaciones: la falta de validación emocional puede hacer que nos sintamos desconectados de los demás. Si no nos sentimos escuchados, probablemente dejemos de compartir lo que sentimos.
  4. Mayor estrés y ansiedad: no reconocer y procesar nuestras emociones nos hace más propensos a sufrir estrés, ansiedad y otras dificultades emocionales.

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¿Y cómo podemos mejorar la validación emocional?

Afortunadamente, la validación emocional es una habilidad que se puede entrenar. Como el gimnasio, pero para las emociones. Aquí van algunos consejos para mejorar en este arte (porque sí, es un arte):

1. Escucha sin interrumpir ni dar soluciones inmediatas

A veces, cuando alguien nos cuenta un problema, nos entra la urgencia de dar consejos o de minimizar la situación para que se sienta mejor. Pero muchas veces lo único que esa persona necesita es sentirse escuchada.

Ejemplo:

  • Mal: «No es para tanto, seguro que lo estás exagerando».
  • Bien: «Vaya, suena realmente frustrante, ¿quieres hablar más sobre ello?».

2. No juzgues las emociones de los demás

No hay emociones buenas o malas. Hay emociones agradables y desagradables, pero todas cumplen una función.

Ejemplo:

  • Mal: «No deberías sentirte así».
  • Bien: «Puedo ver que esto te afecta mucho, es completamente válido que te sientas así».

3. Refleja lo que la otra persona siente

Parafrasear lo que nos dicen es una gran técnica para que la otra persona se sienta comprendida.

Ejemplo:

  • Mal: «No pasa nada, todo estará bien».
  • Bien: «Parece que te sientes realmente abrumado, es normal que te afecte de esta manera».

4. Evita el «no pasa nada» o «hay gente peor»

Comparar el sufrimiento de alguien con el de otra persona que esté peor solo hace que se sienta culpable por lo que está sintiendo. Cada quien vive sus emociones de forma diferente y eso está bien.

Ejemplo:

  • Mal: «Eso no es nada, hay gente que lo pasa peor».
  • Bien: «Entiendo que esto sea difícil para ti, es completamente válido que te sientas así».

5. Valida sin necesidad de estar de acuerdo

No es necesario compartir el punto de vista de la otra persona para validar sus emociones. Podemos no entender del todo su experiencia, pero aún así reconocer lo que siente.

Ejemplo:

  • Mal: «Yo no lo veo así, no entiendo por qué te afecta tanto».
  • Bien: «No lo había visto de esa forma, pero veo que te afecta mucho y eso es importante».

6. Practica la auto-validación

Si hemos crecido en un entorno donde no se validaban nuestras emociones, puede que nos cueste hacerlo por nosotros mismos. Pero podemos entrenarnos para reconocer y aceptar lo que sentimos sin juzgarnos.

Ejemplo de auto-validación:

  • «Hoy me siento triste, y eso está bien. No tengo que justificarlo ni negarlo. Voy a darme el permiso de sentirlo sin culparme por ello».

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La validación emocional es un regalo que podemos darnos a nosotros mismos y a los demás. Nos ayuda a crear vínculos más fuertes, a sentirnos comprendidos y a gestionar mejor nuestras emociones. No se trata de solución mágica a todos los problemas, pero sí de una herramienta poderosa para el bienestar emocional.

Así que, la próxima vez que alguien te cuente cómo se siente, recuerda que no siempre hace falta tener una solución. A veces, basta con un: «Te entiendo, es completamente válido que te sientas así». Y eso, querido lector, es oro puro para el corazón.

Por UPAD Psicología y Coaching

@upad_pc

 

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