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Salud mental: estar sano en lugares insanos

En este experimento 8 personas acuden a distintos centros psicológicos alegando que escuchan voces, para así que les diagnostiquen esquizofrenia y los internen, pudiendo observar desde dentro cómo es vivir en un centro psiquiátrico. Después de ser internados dejan de mostrar síntomas mejorando su salud mental y se comportan de una manera completamente “normal”.

Experimento sobre salud mental

La media de internación de estas personas fue de 19 días (varía entre 7 y 52 días), y curiosamente los propios pacientes de los centros se percataban antes de que la persona no tenía ninguna enfermedad mental que el propio personal de sanidad. Esto puede ser debido a que en psicología se tiende mucho más a cometer falsos positivos que falsos negativos pero, ¿cómo puede afectar un falso positivo a una persona? Las enfermedades mentales a menudo tienen connotaciones negativas y son una etiqueta peligrosa que puede cambiar toda la vida de una persona.

Esta etiqueta además de cambiar como es vista la persona de cara al futuro influye incluso en la interpretación de los eventos pasados del pseudopaciente, en algunos casos vemos como la historia familiar es distorsionada y malinterpretada para adecuarla a la enfermedad.

A la hora de ver el funcionamiento de los trabajadores dentro del centro se pudo observar que los médicos, auxiliares y enfermeros prácticamente no tenían trato con los pacientes (a más rango de poder menos interacción), estaban siempre en la jaula, una zona habilitada para ellos, y únicamente salían cuando tenían fines asistenciales. El poco trato con los internos llega al nivel de no responder a sus preguntas cuando se los cruzan por el pasillo o incluso hacer como si no existieran.

En las instituciones psiquiátricas existe una clara despersonalización de los pacientes, que deriva de muchos motivos, el poco tiempo que interactúa la plantilla con los internos, la escasa financiación que produce reducción de plantilla y la confianza en la medicación, que hace que piensen que con eso ya basta y que los enfermos no necesitan nada más para mejorar. Además, aunque el problema de financiación es real parece más una excusa que un verdadero motivo, no tiene pinta de que con más personal fuese a haber un trato más humano porque se ve a los internos como personas raras, existe un verdadero rechazo hacia ellos.

Como ya he explicado, el número de falsos positivos en cuanto a problemas psicológicos es muy alto, lo cual es un problema para muchas personas a las que se les priva de su libertad en muchos sentidos, se les niegan sus derechos a conducir, a votar, a vivir en sociedad, al ponerles una etiqueta que es para siempre, rara vez se echan para atrás diagnósticos psicológicos, y una vez que eres un enfermo mental nunca vas a dejar de serlo, siempre se van a interpretar todos tus actos bajo ese prisma aunque no tengan nada que ver.

Este es un problema muy serio que puede perjudicar a muchas personas, por lo que se debería tener mucho más cuidado al diagnosticar, hacerlo con más certeza y sobretodo, tener un trato más humano con los pacientes, tener contacto con ellos siempre para observar si es o no cierto el diagnóstico, porque los psicólogos y psiquiatras también se pueden equivocar, y aunque sean enfermos mentales también son personas y se merecen ser tratadas como tal, y no como bichos raros.

Modelo biomédico sobre salud mental

Opino que el modelo en el que se basan los centros descritos en el texto es el modelo biomédico, puesto que, una vez que el problema está detectado en el paciente, ningún profesional de los que trabajan en el centro quiere tener trato con los usuarios, el contacto con ellos es prácticamente nulo, es como si tuviesen un problema que hay que solucionar y hasta que no está reparado no son validados como personas.

Parece que se tiene una confianza enorme en la medicación, como un pilar fundamental del tratamiento, pero no se tienen en cuenta otros métodos que podrían facilitar la recuperación de los pacientes (ejercicios en grupo, utilización de música, gimnasia, arte, etc. para tener más estimulación…). Además aparte de esto no asemeja que los factores sociales tengan mucho peso ni a la hora del diagnóstico ni en la recuperación, no se tiene entrevistas con familiares o personas cercanas para conocer mejor el entorno, no parece que haya visitas y, en general, la vivencia en estos centros parece muy encapsulada y poco natural.

Por Lupa Pérez Ruíz

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