La Psicología del deporte trata de estudiar los factores psicológicos que influyen en el rendimiento en la actividad física. La Psicología de la danza es un campo específico de la anterior, que trata de proporcionar a los bailarines estrategias eficientes con las que lograr un mayor rendimiento y disfrute de su disciplina. Algunos aspectos psicológicos como la motivación, la creatividad, el manejo de la ansiedad y de las presiones, la confianza en sí mismo y la concentración, son determinantes en esta materia para desarrollar al máximo el propio potencial y hacerlo de manera agradable y satisfactoria.
Así como las habilidades técnicas se desarrollan mediante la práctica continua, una y otra vez, las habilidades psicológicas necesitan igualmente de esta práctica reiterada para su correcta adquisición.
Motivación
En ese sentido, la motivación resulta fundamental. En cierta manera, implementa la voluntad que permite mantener el deseo de seguir bailando a pesar del dolor y el sufrimiento, la fatiga, el aburrimiento o la iniciativa de abandonar y dedicar su tiempo a hacer otras cosas. La clave para desarrollar la motivación es el establecimiento de metas a corto, medio y largo plazo, cuidando que se traten de retos realistas y alcanzables.
Autoconfianza
Otro aspecto fundamental sería la autoconfianza o competencia percibida. Es la creencia o grado de seguridad que tiene un bailarín para el correcto desarrollo de los ejercicios o funciones. Representa la valoración que tiene de sí mismo en comparación con los demás. Es un factor determinante ya que, aunque se tengan capacidades técnicas suficientes, si se cree que no se va a poder hacer bien y se siente de algún modo inferior a sus compañeros, puede afectar a su rendimiento, pudiendo desistir a la hora de conseguir sus objetivos e incluso sentirse incapaz de poner en práctica sus habilidades. El bailarín que confía en sus capacidades, desencadenará pensamientos positivos y emociones agradables que le permitirán el desarrollo y disfrute de sus tareas. Para aumentar la autoconfianza, los pensamientos automáticos negativos han de ser reemplazados por pensamientos positivos y constructivos, que sean esperanzadores pero realistas (restructuración cognitiva).
Ansiedad
A la hora de gestionar el nivel de activación, es importante analizar el grado de excitación, ansiedad y nerviosismo que puede tener el bailarín antes de las actuaciones. Dicha activación, se caracteriza por cambios en la presión sanguínea, la tasa cardiaca, la frecuencia respiratoria y la producción de adrenalina, entre otros. Esto no siempre es algo negativo para el rendimiento del bailarín, de hecho es necesaria cierta activación, siempre que se mantenga dentro de unos niveles adecuados y no supere el valor umbral de cada uno, en donde el exceso de activación se torna desagradable y perjudicial para el rendimiento. Para el manejo de la activación se recomienda el aprendizaje de técnicas de relajación.
Atención y concentración
Por otra parte se encontraría la atención-concentración. Es la capacidad de focalizarse en una tarea y dirigir la atención hacia los aspectos más relevantes de una actividad durante un período determinado de tiempo. Para aumentar y lograr sostener la concentración, puede resultar útil desarrollar rutinas y protocolos específicos que permitan al bailarín estructurar su tiempo y pueda centrarse en lo que realizará a continuación, evitando las distracciones incluso de su propia mente. En la medida en que las rutinas sean de utilidad, podrá aplicarlas en situaciones reales de tensión, asociando de este modo dicha rutina concreta con la activación óptima necesaria para el mantenimiento de la concentración.
Psicología de la danza: entrenamiento mental
A la hora de la verdad, puede resultar fundamental un adecuado desarrollo de las mencionadas habilidades psicológicas en los bailarines, de cara a potenciar su bienestar y maximizar su crecimiento y rendimiento artístico. De lo contrario, es probable que el bailarín se frustre en sus expectativas, pudiendo llegar al cese de su actividad. Para evitar tal cosa, son esenciales la motivación intrínseca, la autovaloración positiva y el apoyo recibido. Factores como el estrés, la falta de tiempo para estudiar, el clima competitivo en clase, etc. junto con pobres niveles de motivación, autoconfianza, concentración y/o control de la ansiedad, podrán desencadenar el abandono de la actividad.
Por tanto, la Psicología puede realizar importantes contribuciones al mundo de la danza, aportando gran diversidad de conocimientos no solo teóricos, sino también prácticos, que permitan a los bailarines maximizar su crecimiento y hacerlo de una manera satisfactoria y agradable.
Por Lara López Davia.