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Propósitos de año nuevo: la fuerza de voluntad

¿Qué ha sido de todos aquellos buenos propósitos que nos hacemos cada 31 de diciembre? ¿Y porque la mayor parte de ellos no los cumplimos? Esto se debe a que la fuerza de voluntad flaquea con facilidad. Pero ¿por qué?

La voluntad nos permite vencer obstáculos para poder alcanzar nuestras metas, incluso cuando no obtenemos una recompensa de manera inmediata.

La fuerza de voluntad como motivación para la acción

Cuando se realiza una determinada acción, se puede sentir una sensación de recompensa que contamina nuestras acciones haciendo que las repitamos frecuentemente. Esto puede deberse a las zonas implicadas en nuestro cerebro. Una de las más importantes sería el estriado, activado por la dopamina, que participa en diversas funciones mentales como la motivación, el placer, la atención, el optimismo y la recompensa, claves para conseguir lo que nos proponemos.

Por otra parte, cuando estamos decidiendo entre quedarnos en el sofá viendo una serie o ir al gimnasio, se activa la corteza cingulada, que se encarga de gestionar conductas racionales, de la toma de decisiones y de la inhibición, conectándose con la corteza prefrontal, que está implicada en la planificación de acciones futuras y en el control consciente del comportamiento, lo que incluye la determinación. Si, además, incluimos la amígdala que se encarga de generar emociones, y unimos todas las piezas, al plantearnos un propósito, tanto en Año Nuevo como cualquier otro día del calendario, estamos usando la corteza prefrontal para planificarlo y para mantener la determinación de conseguirlo. Tomamos la decisión con la corteza cingulada, que inhibe otras acciones que lo desbaratarían y controla las riendas de las emociones para mantenernos dentro de la racionalidad. Y, aquí viene lo importante, anticipamos la recompensa final (por ejemplo, perder esos kilos que no queremos). Normalmente la recompensa esperada, que es lo que a nivel cerebral nos permite mantener la atención y el interés, se demora, y la tentación de sucumbir a los placeres inmediatos se hace cada vez más fuerte.

Voluntad: ¿genética? ¿entrenamiento? ¿educación?

Así mismo, no todo el mundo muestra los mismos niveles de fuerza de voluntad, esta depende de dos factores. El primero, genético. El sistema de la dopamina se basa en el funcionamiento de diversos genes. Según qué variantes génicas tengamos, su funcionamiento será más o menos eficiente. El segundo factor es el entrenamiento y la educación, porque la fuerza de voluntad se puede entrenar, simplemente usándola. Cada vez que la utilizamos, favorecemos conexiones neuronales que fortalecen el comportamiento que perseguimos.

Otra manera de trabajar la fuerza de voluntad es a través del método propuesto por Esther Wojcicki para favorecer el éxito personal, el método TRICK (Truco), que propone fomentar los siguientes valores:

  • Confianza (Trust)
  • Respeto (Respect),
  • Independencia (Independence)
  • Colaboración (Collaboration)
  • Amabilidad (Kindness)

No debemos estresarnos si no cumplimos inmediatamente nuestros propósitos, el estrés precisamente disminuye la funcionalidad de las áreas racionales del cerebro, nunca nadie ha corrido un maratón el día que se compró sus primeras zapatillas.

Por Lucía López Maroto

@_lucialopezm

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