El concepto zona de confort nace de un fenómeno producido en los años 20 denominado “fuera de mi zona de comodidad”. Este término denomina al estado mental donde no se tiene sentido de riesgo, donde el sujeto permanece pasivo ante los sucesos de su vida. El sujeto crea una rutina donde no existen sobresaltos ni riesgos. Esta zona está repleta de campos que dominamos, que nos hacen sentir cómodos y que no suponen ningún reto.
Un ejemplo de esta zona de confort es tener el mismo trabajo durante años, sin desarrollar dentro del mismo, y donde nos pasamos más horas de las que nos gustaría. O todos los días coger el mismo camino para ir al trabajo, aunque ya haya otro camino nuevo para llegar, sin conocer si ese camino puede ser mejor o peor que el que conocemos.
¿Qué consecuencias tiene la zona de confort?
La zona de confort se conoce como “la peligrosa comodidad”. Dicha zona limita las capacidades emprendedoras de las personas. Las personas no avanzan más allá de lo que conocen de sus hábitos, actitudes y comportamientos habituales, lo que nos hace llevar una vida monótona.
Las consecuencias principales de dicha zona es una baja autoestima, emociones negativas (tristeza, apatía y frustración), sentimiento de limitación personal, falta de habilidades para resolver problemas y tomar decisiones, problemas sociales o de pareja y una sensación de aburrimiento casi continuado.
Dicha zona de confort podría representar una barrera en nuestra vida que nos puede limitar, por ejemplo, de conocer a nuevas personas o vivir nuevas experiencias. No abandonar jamás dicha zona produce que nuestras habilidades y expectativas se vean disminuidas. Como consecuencia de ello puede provocar una disminución de la felicidad.
Una parte importante para conseguir la felicidad es marcarse unas metas y unos objetivos que nos permitan irnos desarrollando como personas e ir creciendo a nivel personal. Aunque, los objetivos fácilmente alcanzables o muy difíciles de alcanzar pueden también disminuir nuestra felicidad.
¿Cómo marcarse un objetivo qué nos haga felices?
Lo primero que debemos tener en cuenta es cuál es nuestro sueño, lo que pretendemos cumplir. Y seguidamente nos tenemos que poner un objetivo, puesto que, los objetivos es la motivación para logarlo.
Una vez que tenemos claro dónde queremos llegar, debemos de empezar a preguntarnos qué nos falta para llegar hacía ese objetivo final. Todas esas habilidades, conocimientos, etc., que nos falta para alcanzar nuestro objetivo son objetivos específicos, que debemos de alcanzar antes de alcanzar nuestro objetivo final. Demos de tener en cuenta que todos los objetivos deben de ser realistas.
Los objetivos específicos deben de ser varios y deben de estar en orden de progreso. Deben de ser objetivos específicos, claros y concretos, que podamos medir si vamos por buen camino y ver si estamos consiguiendo nuestro objetivo. Deben de ser alcanzables, que supongan un reto, no siendo ni demasiados fáciles ni demasiados difíciles, y deben de tener una limitación temporal para alcanzarlos. Aunque la pregunta más fácil es ¿realmente quiero conseguir ese objetivo?
Marcando unos correctos objetivos específicos podremos lograr llegar a un correcto y realista objetivo final. Lo que en un principio era un sueño siguiendo estos objetivos, que nos ayudan a salir de nuestra forma de confort, nos lleva a alcanzar la meta final y a desarrollarnos como personas.
¿Cómo salir de la zona de confort?
En primer lugar, debemos de aceptar ese miedo y ansiedad que nos produce salir de esa zona de confort, la incertidumbre nos conduce a un miedo. Debemos tener en cuenta si esos pensamientos que nos aterrorizan son de verdad realistas o son producto de esa ansiedad. La incertidumbre nos puede ayudar a prevenir posibles errores, siempre que esté controlada. Tenemos que ser capaces de asumir que la vida está repleta de incertidumbre y riesgos, que se pueden producir aun en nuestra zona de confort.
Por otro lado, debemos de empezar a marcarnos objetivos. Nos debemos de empezar a sentir capaz de salir de esta zona para poder salir de ella. Piensa que salir de dicha zona te hará más fuerte, puesto que has vencido a tus miedos, aumentando tu creatividad, desarrollo personal y autoestima. Fuera de dicha zona de control podemos conocer gente nueva y vivir nuevas experiencias en nuestra vida.
Aunque, hay que tener en cuenta, que, a veces, no se puede hacer ese cambio de manera inmediata. Ante todo, se debe de ser realista con los pasos que se da, evitando el miedo al que vendrá, pero teniendo en cuenta las consecuencias realistas. Esto no significa que en un futuro no se pueda alcanzar el objetivo propuesto
Por Lorena Redondo Santander