Hablar de las terapias de tercera generación supone hablar de una corriente reciente, consistente en una reformulación necesaria de sus predecesoras: la primera ola, que comprende las terapias conductistas; y la segunda o terapias cognitivo-conductuales, que dan protagonismo al pensamiento y el procesamiento de la información. En la tercera ola se recogen las aportaciones de las dos anteriores y, además, se añade una perspectiva funcional y contextual de los trastornos psicológicos.
En esta nueva generación el contexto dota de sentido a la conducta y el objetivo de la intervención se centra, no en los síntomas y en la reducción de los mismos, sino en la aceptación de estos, en el momento presente y en las circunstancias actuales que llevan a esa conducta.
Además, se presta especial atención a otros aspectos tales como la relación terapéutica y la activación, que lleva al paciente a reorientar su vida, más allá de los síntomas.
Estos aspectos suponen una mejora de las terapias cognitivo-conductuales, una aproximación más holística que se impregna de los principios de olas anteriores y de otras aproximaciones más humanistas, dotando de importancia a aspectos que no hacen más que enriquecerla.
¿Qué habilidades son necesarias para trabajar según la orientación de las terapias cognitivo-conductuales (TCC)?
A partir de varias referencias, se puede conformar una clasificación y descripción de las habilidades que, si bien no son específicas únicamente de las TCC, son las destrezas más conocidas y entrenadas dentro de esta corriente (Comier y Comier, 1994; Ruiz, 1998; o Ruiz y Villalobos, 1994):
- Habilidades básicas vinculadas a la relación terapéutica, que favorezcan la participación del paciente: empatía, aceptación, autenticidad, cordialidad, respeto a la deontología profesional, etc.
- Habilidades de escucha: clarificación, paráfrasis, reflejo, síntesis.
- Habilidades de acción verbal: saber preguntar, confrontar, ofrecer información, aportar análisis.
- Conocimientos generales del modelo desde el que se trabaja: bases del modelo, aplicación práctica, sus variantes, etc.
- Competencia en técnicas conductuales y cognitivas concretas: Desensibilización Sistemática, Exposición, Control de contingencias, Entrenamientos en habilidades sociales, Relajación, Reestructuración Cognitiva, etc.
- Otras habilidades generales: fluidez, flexibilidad, seguridad, etc.
- Saber motivar al paciente.
- Ser capaz de detectar los obstáculos que pueden dificultar alcanzar las metas propuestas.
¿Qué habilidades son necesarias para trabajar desde las terapias de tercera generación?
La TCC y las terapias de tercera generación comparten muchas de las habilidades que se requieren por parte del terapeuta, si bien es cierto que la tercera ola pone más énfasis en la relación entre el terapeuta y el paciente y, en definitiva, en las habilidades relacionadas con la comunicación, tanto verbal como no verbal, técnicas dialécticas, con creatividad y un manejo muy particular del lenguaje (metáforas, paradojas, etc.) y habilidad para poner en práctica ejercicios experienciales.
La psicología es una profesión en continuo crecimiento y es necesario ser conscientes de que una buena práctica supone adquirir nuevos conocimientos y habilidades. La renovación profesional ha de ser un deber del psicólogo, pues una mayor y mejor formación y práctica de destrezas y habilidades, tiene un efecto directo sobre el bienestar de los pacientes.
Por Laura Carrillo
Referencias bibliográficas:
- Cormier, W. y Cormier, L. (1994). Estrategias de entrevista para terapeutas: Habilidades básicas e intervenciones cognitivo-conductuales. Bilbao: Desclée de Brouwer. (Original de 1991.) Caps. 26 y 20.
- Ruiz, M. A. (1998). Habilidades terapéuticas. En M. A. Vallejo (Ed.), Manual de terapia de conducta, (Vol I, pp. 83-131). Madrid: Dykinson.
- Ruiz, M. A. y Villalobos, A. (1994). Habilidades terapéuticas. Madrid: Fundación Universidad-Empresa.