Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos tenido un problema recurrente: nos encanta sabotearnos. Queremos comer sano, pero ¡ay, esas patatas fritas! Queremos ahorrar, pero ¡las rebajas nos llaman con cantos de sirena! Queremos dejar de procrastinar, pero ¡sólo un capítulo más de la serie no puede hacer daño, ¿verdad?!
Pues bien, no somos los primeros en luchar contra estos impulsos. De hecho, un tipo con una barba bastante épica llamado Ulises ya nos dio la clave hace miles de años. Hablamos del famoso Método de Ulises, una estrategia psicológica basada en la historia de este astuto navegante y su enfrentamiento con las sirenas en la Odisea de Homero. Este método, también conocido como compromiso anticipado, es la solución que necesitamos para no caer en la trampa de nuestros propios impulsos. Vamos a explicar el Método Ulises con ejemplos prácticos y, por supuesto, con un toque de humor.
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Ulises y las sirenas: la primera clase de autocontrol
Si no recuerdas bien la historia, aquí va un resumen exprés. Ulises, camino de regreso a Ítaca, sabía que tendría que pasar por la isla de las sirenas, esas criaturas mitológicas que con sus voces hipnóticas hacían que los marineros se lanzaran al agua y naufragaran. En lugar de confiar en su fuerza de voluntad (¡gran error que todos cometemos!), decidió tomar medidas por adelantado: ordenó a su tripulación que se taparan los oídos con cera para no escuchar los cantos y que lo ataran al mástil de la nave para que, por muy tentado que estuviera, no pudiera hacer ninguna tontería.
Esto, señoras y señores, es un compromiso anticipado en su máxima expresión: ¡prevenir la tentación antes de que aparezca!
El compromiso anticipado: nuestro mástil en la vida moderna
En psicología, el Método de Ulises se refiere a la estrategia de tomar decisiones en un momento de claridad mental para evitar sucumbir a la tentación en el futuro. O dicho en cristiano: nos ponemos trabas a nosotros mismos cuando todavía somos racionales porque sabemos que, llegado el momento, nuestro «yo futuro» no tendrá tanta fuerza de voluntad como creemos.
Algunos ejemplos prácticos de esto en la vida moderna:
- Dieta y comida saludable: No compramos galletas ni helado para no caer en la tentación de comerlos cuando el hambre emocional ataque.
- Ejercicio: Pagamos por adelantado una suscripción al gimnasio para obligarnos a ir (porque si hay algo que duele más que el ejercicio, es desperdiciar dinero).
- Ahorro: Configuramos transferencias automáticas a una cuenta de ahorros para evitar gastarnos todo en caprichos.
- Productividad: Usamos aplicaciones que bloquean redes sociales cuando necesitamos trabajar o estudiar.
- Relaciones: Evitamos escribirle a nuestro ex bloqueándolo antes de que llegue el débil momento de nostalgia y vino tinto.
Por qué nuestro «yo futuro» no es de confiar
Nuestro «yo futuro» es un desastre. Siempre creemos que mañana seremos más fuertes, más disciplinados, más responsables… ¡Mentira podrida! Cuando llega el momento, sucumbimos a la tentación porque nuestro cerebro no está diseñado para resistir placeres inmediatos. La evolución nos preparó para sobrevivir, no para planificar dietas o responder correos a tiempo.
Así que en lugar de confiar en que «mañana sí que sí iré al gimnasio», mejor hagámonos un favor y pongamos trampas para evitar nuestras propias excusas. Si sabemos que la versión futura de nosotros mismos no tendrá fuerza de voluntad, lo mejor es tomar medidas desde ahora.

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Trucos para implementar el Método de Ulises en nuestro día a día
Si quieres evitar caer en la trampa de tu «yo futuro», aquí van algunas estrategias que pueden salvarte:
- Haz que la tentación sea inaccesible: Si no tienes dulces en casa, no podrás comerlos en un arrebato.
- Comprométete en público: Dile a tus amigos que te cobren 10 euros si faltas al entrenamiento.
- Usa restricciones tecnológicas: Bloquea redes sociales en horas de trabajo con apps especializadas.
- Asocia el placer con la acción correcta: Escucha tu podcast favorito solo cuando salgas a correr.
- Anticipa excusas y dales solución: Deja la ropa de deporte lista la noche anterior para que no haya pereza matutina.
Atarnos al mástil para ser libres
En resumen, el Método de Ulises no es más que una forma elegante de decir: «no confíes en tu futuro yo». No es que seamos débiles, es que somos humanos, y nuestro cerebro está programado para elegir el placer inmediato sobre la recompensa a largo plazo. La buena noticia es que podemos anticiparnos a nuestra falta de autocontrol y ponernos barreras a tiempo para lograr nuestras metas.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a una tentación, pregúntate: ¿ya me he atado al mástil o sigo confiando en mi supuesta fuerza de voluntad? Si la respuesta es la segunda, ya sabes lo que tienes que hacer.
Ahora sólo falta que apliquemos el Método Ulises a nuestras vidas… aunque, claro, siempre podemos empezar mañana. ¡O mejor hoy, no sea que nuestro «yo futuro» nos la juegue de nuevo!
Por UPAD Psicología y Coaching