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Las nuevas tecnologías nos proporcionan increíbles ventajas para nuestra vida, tanto a nivel social, como laboral o académico. Ahora, con nuestro Smartphone, podemos compartir información de forma instantánea, mantener contacto diario con viejos amigos, localizar a una persona prácticamente en el momento en que lo deseemos… Sin embargo, como en todo proceso evolutivo, hay especímenes que, por no desarrollar una ventaja adaptativa, están avocados a la extinción. En este caso, esos especímenes corresponden con nuestras capacidades cognitivas de concentración, memoria o habilidades sociales, por poner solo algunos ejemplos. Hablamos de los efectos psicológicos del uso del smartphone.

Y es que, en cierto modo todos conocemos algún caso de alguien que tuvo un accidente de tráfico mientras utilizaba el watsapp, o alguien que se accidentó en busca del “Gran Selfie”, o los casos y más casos de niños con trastornos de atención y/o hiperactividad que aumentan cada día, que se empiezan ya a vincular con la sobreestimulación tecnológica a la que estamos expuestos de forma cotidiana.

Podemos entender estos cambios como normales en una sociedad en evolución.

  • Si tengo toda la información relevante apuntada en mi teléfono móvil, ¿para qué necesito estimular mi memoria?
  • Si la mayoría de las relaciones sociales que establezco son a través del chat, ¿para qué necesito bajar a la calle y desarrollar las habilidades sociales tradicionales?

Efectos psicológicos del uso del smartphone

En todo proceso evolutivo se produce una selección natural: aquello que aporta una ventaja en su contexto se mantiene en la especie, mientras que aquello que no se usa tiende a desaparecer.

Ahora bien, nuestra especie cuenta con la particularidad de estar sometida a una selección social, además de natural, cuyos cambios son más rápidos e impredecibles. Sin ir más lejos, ahora tenemos una especie que se desenvuelve en un mercado laboral con un determinado esquema mental (estudiar, opositar, solicitar un puesto de trabajo) a la que le está costando dios y ayuda adaptarse al método del nuevo marco social impuesto por la crisis económica (crear oportunidades, conseguir crear un valor añadido). El esquema mental industrial ha servido durante décadas, pero ahora el contexto ha cambiado, y somos como un austrolopitecus sin pulgares, intentando manejar un arco con flechas… o un smatrphone, ya puestos.

De la misma forma, el contexto en el que las nuevas habilidades tecnológicas supongan una ventaja adaptativa cambiará, antes de que nos demos cuenta, y de la misma forma que hoy está desfasado aquél que no tenga watsapp, twitter o linkedin, lo llegará a estar aquél que carezca de la capacidad de escuchar, mantener una conversación, atender a la tarea que está realizando en ese momento…

En este sentido, es difícil no destacar el brutal número de casos de adicción, sobre todo entre nuestros jóvenes. La mensajería instantánea y las redes sociales están definidas de forma que conllevan un fuerte riesgo de adicción. La conducta del usuario de mandar un mensaje o hacer una publicación, es reforzada por la respuesta o los likes, o comentarios, respectivamente que producen un chute de oxitocina para nuestro organismo. Este refuerzo aumenta las probabilidades de que dicha conducta se repita en el futuro y es conocido como un potente refuerzo fijo, mecanismo fundamental por el que adquirimos nuestras conductas. La conducta de revisar las notificaciones pendientes, está reforzada por (obviamente), la aparición de una notificación… que se da de forma aleatoria, reforzando dicha conducta de forma intermitente (refuerzo variable), lo cual hace que la conducta se mantenga y se intensifique. Dicho de otra forma, si consulto mi móvil dos veces (conducta) y aparece la notificación (refuerzo), aumentará la probabilidad de que consulte mi móvil dos veces en el futuro… pero si lo consulto mil veces y entonces aparece la notificación… Si a eso añadimos la importancia del carácter eminentemente social de nuestros adolescentes, se genera un marco ideal para la adicción.

Resumiendo, es cierto…, la tecnología evoluciona pero nosotros debemos también evolucionar con ella. Es genial poder contar con las facilidades que nos brindan los Smartphones, pero es un detalle acordarnos de los cumpleaños de nuestros seres queridos por nuestra cuenta, y además mantendrá nuestra memoria entrenada. No es ninguna locura llamar por teléfono si nuestro interlocutor no lee nuestros watsapps, es más, facilitará la comunicación y mantendrá al día nuestras habilidades sociales. Y siempre, siempre, agradeceremos tener a nuestra disposición todo tipo de refuerzos, que resten importancia a la potencia que, en este sentido, tienen los likes o los comentarios. Una autoestima fuerte será menos vulnerable a este tipo de refuerzos que no dejan de ser sociales, y una asertividad controlada nos ayudará a no ceder a las demandas de atención de nuestra lista de contactos. Si esas capacidades se deterioran… os puedo asegurar que nuestra especie las echará de menos.

Por Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

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