En todas las etapas de mi vida han existido, de una u otra manera, lectura de cuentos infantiles con los que he aprendido infinidad de cosas. Esos cuentos han adoptado la forma de simples narraciones literarias, comics, tiras de viñetas en una revista dominical, etc., pero casi nunca han estado vacías de sentido. Hoy sigo consumiendo algo de esta literatura y, aunque no sea encerrado en mi leonera, siempre intento buscar algo de tiempo para esta lectura libre y relajada que lo único que hace es distraerme y encender mi imaginación. Pero esto, es muy probable que nos pase a la mayoría. Ha sido a raíz de empezar a contarle cuentos infantiles a mi pequeña, cuando he caído en la cuenta de qué es lo que en verdad nos ofrecen estos cuentos tanto a padres como a hijos.
La Educación Emocional en los cuentos infantiles
Desde la gestión y explicación de nuestras emociones, pasando por técnicas de respiración para relajarse, la enseñanza para el paso de abandonar el pañal… la información que a día de hoy nos ofrecen estos cuentos es muy variada y, como bien he dicho, super importante para l@s peques y casi mas aún para los padres. El vínculo que se desarrolla entre padres e hijos con la lectura es un paso más para establecer una buena educación emocional. Al leer estamos dando significado al mundo de las palabras y con ello, desarrollando la imaginación para hacer un poco más palpable toda esa información. El simple hecho de imaginarnos en la piel de un protagonista, hace que empecemos a reconocer por ejemplo, qué es eso de la empatía. Obvio ¿no?, esto ya pasaba antes, de acuerdo. Pero ¿alguien nos explicaba antiguamente que era eso de la empatía a través de los cuentos?
De forma tradicional las emociones se dejaban de lado, se decía, “bueno, ya irá aprendiendo a controlar sus enfados, ahora es demasiado pequeño, ya superará sus miedos…” Hoy se sabe que no, que se pueden dar estrategias a los niños desde muy temprana edad, y se desarrollan programas desde los tres años, que causan impacto porque se ve que funcionan. Al ponerlos en práctica, se convierten en hábitos que les ayudarán cuando sean mayores, al disponer de competencias y destrezas sociales.
Hay quien dice que antes se utilizaba más la imaginación, que había más magia;puede que sea así. Yo considero que la información hoy en día esta más explicada, más hecha para que sea entendida. De nada sirve intentar explicar que es la rabia, por ejemplo, si no se entiende. De ahí que crea que la evolución que han seguido los cuentos no sólo sea hacia la comprensión de l@s más peques. La imaginación se ha relegado al mundo de la infancia, pero es una función de la mente que nos permite gestionar y manejar muchos datos del entorno. La imaginación hay que expandirla, y la expandimos mientras más leemos. Por eso, no pensemos que esa lectura tan infantil, con esos dibujos tan grandes y tan coloridos, es sólo para que l@s peques se distraigan o para dormirles después de su día tan duro. A lo mejor sería conveniente que los viésemos con otros ojos, los de una personita de 4 ó 5 años podrían valer, y quizás así nos diésemos cuenta de que todocontiene más información de la que en un principio hayamos podido pensar y que ese batiburrillo de colores desordenados adquiere un significado global.
En palabras de Begoña Ibarrola: “la educación emocional puede dotarnos de habilidades, ayudarnos a crecer como individuos autónomos, críticos, confiables, con autoestima, armados con actitudes, valores y conocimientos». Reivindica el cuento como una fuente de salud. Si tienen ocasión, les recomiendo alguno de sus libros.
Por Óscar Martínez Dávila.