¿De qué hablamos realmente cuando hablamos de disforia de género? La disforia de género se refiere al sufrimiento que genera la incongruencia del sexo que ha sido asignado al nacer y la identidad de género. Quizás para que esto quede claro, es importante aclarar primero a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de este último término, la identidad de género. Se trata de una vivencia subjetiva, en concreto, la vivencia del género (femenino, masculino, no binario, género fluido, etc.) tal y como cada cual la siente, con independencia del sexo biológico.
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El sexo es algo que nos asignan nada más nacer y únicamente en base a los genitales con los que hemos nacido. Si bien la mayoría de las veces este sexo y estos genitales coincide con nuestra identidad de género, esto no siempre ocurre, lo cual no significa que sea antinatural o que las discriminaciones o exclusiones cuando se dan estos casos estén justificadas. Todo lo contrario, deberemos tratar de comprender, no juzgar y apoyar a la persona que le esté pasando. Son las personas trans aquellas que sufrirán disforia de género si no reciben este apoyo.
Causas de la disforia de género
¿Qué es lo que hace que una persona sienta disforia de género? Existen diversos motivos por los que aparece la disforia de género, pero el principal de ellos es el rechazo del entorno. Se encuentran en un cuerpo que no desean, en la mayoría de las ocasiones no encuentran apoyos sociales o psicológicos por parte de la familia, amigos y profesionales de la salud, además, se encuentran muchos obstáculos jurídicos y de discriminación laboral que las personas cis nunca nos habíamos llegado a plantear. Viven, en definitiva, muchas situaciones de exclusión.
Todo esto lleva a que las personas con disforia de género tengan mayor probabilidad que la población cis a sufrir trastornos o síntomas de ansiedad, depresión e incluso ideación suicida, entre otros, pues también son más vulnerables a otros como las adicciones.
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Consecuencias: ¿disforia de género? o ¿rechazo social?
Según un estudio de revisión que hemos realizado muchos estudios corroboran que las personas trans sufren altas tasas de depresión, ansiedad e ideación suicida. En la mayoría de estudios revisados más de la mitad de los sujetos que participaron en ellos sufrían estos tres síntomas en concreto.
Las razones que hemos estudiado y revisado que hace que estas personas tengan mayor probabilidad de pasar por estos síntomas son el bajo apoyo social, el rechazo, que se les permita, por parte de las familias y los profesionales, hacer la transición, el estar en tratamiento hormonal, someterse a cirugía de reasignación de sexo (si así se desea) y el nivel de transfobia percibido en el ambiente donde se desenvuelve la persona.
Nos gustaría dejar claro que todo este sufrimiento no se debe a ser una persona trans o a la disforia de género en sí, si no que la raíz está en los prejuicios. Esto quiere decir que las consecuencias de estos prejuicios no son inherentes a ser una persona trans, sino que tales consecuencias (depresión, ansiedad, etc.) son inducidos por la sociedad. Estos prejuicios son los que sufren sobre todo grupos minoritarios. Es lo que Meyer (2003) llamó Estrés de Minorías. Por lo tanto, si se eliminan los prejuicios que llevan a las discriminaciones, la exclusión, el abuso, etc., muchas personas trans no sufrirían disforia de género.
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¿Qué podemos hacer entonces?
Precisamente, lo que hará que disminuya la probabilidad de sufrir estos síntomas será que se permita a la persona hacer su transición tal y como desea: si desea vestirse acorde con su identidad de género, someterse a tratamiento hormonal o no, realizarse cirugía de reasignación de sexo, cambiarse el nombre, etc. Igualmente, la sociedad tiene una asignatura pendiente con este colectivo: la investigación ha dejado de lado a los grupos LGBT+ en general, son pocos los profesionales de la salud que tienen formación y/o que se sienten con comodidad para atender a las personas de este colectivo, por lo que será crucial recibir la formación adecuada. Por último y para terminar lo que sí no podemos ignorar es que es imprescindible una educación sexual de calidad que trabaje los estereotipos de género y la discriminación ligada a ellos y campañas de visibilización y sensibilización sobre la transexualidad, de forma que se reduzcan y se lleguen a eliminar las situaciones de exclusión.
Por UPAD Psicología y Coaching