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Cómo mejorar el rendimiento del estudio en época de exámenes

Tras cada etapa de exámenes, muchos son los pensamientos y preocupaciones que nos vienen a la cabeza acerca no solo de los resultados que obtendremos, sino también sobre la planificación que idearemos para salir airosos de estas pruebas; la organización del material, las rutinas, descansos, etc. Sin embargo, normalmente hay algunos aspectos que dejamos olvidados o no los consideramos relevantes de cara a obtener un mejor rendimiento; la alimentación y el sueño. Analizamos cómo podemos potenciar nuestro estudio.

Influencia de la alimentación y el sueño en el estudio

El café o el chocolate negro son quizás, los productos más consumidos cuando estamos estudiando. El aporte de cafeína del primero y el de algunas sustancias estimulantes (alcaloide teobromina o aminoácido triptófano) del segundo, nos permiten mantener el foco atencional de manera más eficiente y constante. Sin embargo, otros alimentos como los pescados azules (salmón o atún, entre otros) son muy ricos en ácidos grasos omega 3, que ayudan a cuidar las células cerebrales y mejoran la memoria a largo plazo. También los frutos secos tienen unas propiedades muy potentes; efectos neuroprotectores, anticancerígenos, etc. Una multitud de beneficios trae su consumo, aunque si se consumen en exceso puede ser contraproducente, ya que tienen un contenido muy alto de calorías.

Por otro lado, está la eterna duda del sueño, las horas que se deben dormir, si es necesario descansar o si no pasa nada por pasar la noche en vela, todo esto, antes del examen. Evidentemente descansar tiene una fuerte relación con el rendimiento que en la prueba uno vaya a obtener, ya que durante el sueño nuestro cerebro reprocesa la información que hemos aprendido para darle forma, estructura y eliminar aquella, de la memoria a corto plazo, que no nos es relevante mantener. Para esto, necesitamos dormir unas 8 o 10 horas que nos permitan completar varios ciclos del sueño que serán los que ayuden en la asimilación de conocimientos. Bien, todo lo anterior nos proporciona una base para afrontar nuestras horas de estudio y posteriormente en el desempeño académico. Pero ¿cómo complementarlo?

Además de todo esto, debemos de tener en cuenta el factor clave, la forma en la que vamos a estudiar. Muchos de los estudiantes tienen problemas terribles para ser productivos en este arte, en varias ocasiones, te organizas con antelación, te sientas frente los apuntes, pasan las horas y nada. Las cosas en el examen no salen. Bien, no saber estudiar es un problema más corriente de lo que creemos, por lo tanto, aquí nombraremos algunos consejos que quizá puedan ser de utilidad.

Cómo organizar el tiempo y la carga de estudio

En primer lugar, la creación de una rutina es algo básico y necesario para no caer en la desorganización que nos arrastrará a estudiar a altas horas de la noche. Está demostrado que esto tiene efectos considerables en el rendimiento del estudio. Una vez hecha nuestra tabla con los horarios que seguiremos, pasamos a los puntos que se pueden considerar más relevantes:

  • Cortar el tiempo de estudio. Lo ideal es controlar los ratos de estudio. Investigaciones demuestran que el tiempo óptimo para estudiar es durante no más 30 minutos, ya que en este espacio nuestro cerebro funciona de forma más potente y le resulta más sencillo asimilar conceptos. Son preferibles esos 30 minutos con descansos cortos a sesiones largas de horas, en las que la calidad de la atención decrece irremediablemente.
  • No optar por la memorización literal ni lineal. Intenta relacionar lo aprendido con episodios de tu vida o con elementos que te sean reconocidos o familiares. Así alcanzarás un aprendizaje significativo, que es bastante más resistente al paso del tiempo. Por otro lado, intenta relacionar conceptos, tanto en similitudes como en diferencias, es otra estrategia que facilitará el recuerdo del contenido escrito.
  • Explica los contenidos a otra persona. Este consejo es muy beneficioso, puesto que explicárselo a otra persona te ayudará a ti a repasar los conceptos que has estudiado, además de consolidarlos aún más, ya que también te lo estás explicando a ti misma. Con todo esto, también te servirá como una prueba de evaluación a ti mismo, lo que también es muy enriquecedor, para conocer qué es lo que sabes y en qué partes deberías reforzarte.

Estos son algunos de los consejos que podemos recoger para afrontar estas etapas tan estresantes y en las que el rendimiento se convierte, en ocasiones, en una obsesión. Seguirlos a raja tabla no asegurará una gran nota, ni un aprobado, pero lo que sí es seguro es que su cumplimiento aumentará las probabilidades que se dé un resultado satisfactorio.

Por Manuel Maldonado Megías

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