Una de las primeras cosas que muchas personas hacen al despertarse por las mañanas, es echar mano de su teléfono móvil, hoy por hoy, nuestra herramienta más preciada. En la actualidad, los smartphones nos permiten enviar mensajes inmediatos, navegar por internet, consultar las redes sociales, revisar nuestro correo, hacer videollamadas y un largo etcétera de funcionalidades. ¿Cómo nos afecta a nuestro bienestar?
Parece ser un dispositivo magnifico que nos facilita las cosas, hace las distancias más cortas y nos permite acceder a muchísima información en cualquier parte. Aunque esto es así, la popularización de los smartphones y de otras tecnologías de la información, como los ordenadores portátiles o las tablets, es tan grande que se ha introducido en todas las áreas de nuestras vidas y como no podía ser de otra forma, también en el ámbito laboral.
El uso de la tecnología como fuente de bienestar
Ésta es una unión feliz en principio; permite reducir los desplazamientos innecesarios, trabajar con archivos digitales en lugar de archivos en formato físico y que la comunicación entre trabajadores y empleadores sea mucho más rápida. No obstante, tiene su parte negativa.
En una relación laboral, todo empleado tiene una jornada que cumplir, por lo general en un lugar determinado y con unas funciones más o menos especificadas. Al finalizar su jornada laboral, el empleado comienza su tiempo de descanso para fomentar su bienestar, hasta la próxima jornada.
Al introducir las tecnologías de la información anteriormente mencionadas: smartphones, portátiles y tablets, los empleados comienzan a estar potencialmente disponibles durante todo el día, sea en su jornada laboral o en su periodo de descanso o bienestar personal.
Frente a esta situación, los trabajadores cuentan con el derecho a la desconexión digital, por el cual pueden limitar el uso que hacen de las tecnologías de la comunicación en sus periodos de descanso y de vacaciones, por lo que no tienen porque estar disponibles durante todo el tiempo.
Este derecho ha sido recogido en la Ley de Protección de Datos Personales y garantía de los de derechos digitales (LOPDGDD) que entró en vigor el 7 de diciembre de 2018, no obstante, este derecho está sujeto a las distintas formas de relación laboral. Esto quiere decir que en algunos empleos la aplicación de este derecho será más fácil que en otros.
¿Cómo afecta al bienestar cuando no se puede desconectar?
Más de la mitad de los españoles (concretamente un 51%) según un estudio de Infojobs y ESADE, responde a e-mails en vacaciones y en periodos de descanso. Lo más frecuente es que se tenga un sentimiento de obligación por responder o la idea de que el puesto requiere hacer ese esfuerzo extra, esto es especialmente relevante en los trabajadores de mayor rango. Además, a la mayoría de las personas le gustaría que su empresa aplicase políticas para asegurar el derecho de desconexión (76%).
Ambos datos nos muestran que a pesar de que los trabajadores tienen un papel importante en el respeto del derecho de desconexión, son las empresas las que determinan su aplicación, ya que los empleados no sienten tener el control de la decisión; esto puede ser por diversas razones como que prevean consecuencias negativas de aplicar su derecho a la desconexión.
Entonces, ¿qué hacer si mi jefe se pone en contacto conmigo en mi periodo de descanso, para tratar cuestiones relativas al trabajo?
Algunas personas relativizarán esta situación afirmando que “no pasa nada por responder un WhatsApp” o alguna frase similar; otras se negarán rotundamente, defendiendo que “las cuestiones de trabajo se abordan en el horario de trabajo” y otras oscilarán entre ambas posturas, cediendo en ocasiones y negándose en otras.
Ante esta disyuntiva, ¿hay acaso una respuesta correcta?
De manera ideal, podemos afirmar que no debemos responder fuera de nuestra jornada laboral, no obstante, como en toda interacción humana, es difícil hablar de una única forma correcta de actuar; es necesario tener en cuenta múltiples factores. En general podemos decir que, si es algo puntual y urgente, la mayoría de la gente optará por responder al mensaje, aunque sea fuera de su horario de trabajo. Además, debemos considerar si existe reciprocidad, es decir, si hoy es por ti y mañana será por mí, es más fácil que si uno manda y el otro calla.
En el caso de considerar que lo que se pide es excesivo, bien sea por la frecuencia de peticiones, bien sea por la carga de trabajo que supone, lo más recomendable es hacer uso de la asertividad, es decir, ser capaz de decir con sinceridad y franqueza que lo que se está pidiendo es excesivo y que de hecho, vulnera el reconocido derecho a la desconexión digital.
Por Ander Aparicio.