Existen situaciones en nuestra vida, que resultan un gran desafío para nuestras capacidades y nuestro desarrollo. Retos que exigen un gran esfuerzo de comprensión…, de aceptación…, de superación personal. Salir de la famosa, aunque no siempre consciente, zona de confort.
En dichas situaciones, nos podemos apresurar a predecir cuál será nuestra respuesta…, a modo de profecía autocumplida, nos aventuramos a pronosticar que reaccionaremos de ésta o de aquella manera, en función de la forma en la que ya lo hicimos con anterioridad. Cerramos de un portazo, toda opción a sorprendernos, a actuar, a innovar.
“Es que yo soy así desde siempre y nunca cambiaré”.
Cualquier tipo de pensamiento, opinión, creencia…, que articulemos acorde a la mencionada estructura semántica, nos estará sometiendo al yugo de la limitación, de la barrera o de la excusa. Y lo peor de todo, es que ni siquiera seremos completamente conscientes de ello, al considerar que nuestros pensamientos sobre nosotros mismos, son nuestra verdad. No hay otra.
¿Quién podría conocerme mejor que yo?
Superación personal y motivación para el cambio
Como el Elefante encadenado al palo del libro de Bucay, nos limitamos a aceptar nuestra condición, incluso quizás, hasta el punto de autocompadecernos por tan desgraciada fortuna la nuestra.
Y un día de éstos abrimos los ojos…, nos limpiamos las gafas…, aquellas que siempre estuvieron allí y que ni siquiera sabíamos que estaban…, y comenzamos a ver…, a identificar oportunidades en nuestras viejas limitaciones, retos en los problemas, seguridad en la confusión…, empezamos a ver los “estoy siendo” y los “seré”…, y dejamos de ver los “fui”…, nos quitamos la venda…, y volvemos a ser un poco más libres…, libres de interpretar nuestra realidad…, de considerar las situaciones como opciones en las que adoptar unas u otras determinadas actitudes para afrontar nuestros desafíos…
…libres de los “SOY” que nos condenan…
…libres en los “ESTOY SIENDO” que nos descubren…
…libres en los “SERÉ” que nos transforman.
Por Carlos Rey