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Cuando fuimos «los mejores»…??

Hubo un tiempo en el que lo ganábamos todo. Un tiempo en el que el nombre de España se susurraba en voz baja entre las distintas modalidades deportivas. Hubo un tiempo en el que fuimos los mejores.

Los recientes resultados cosechados por las selecciones nacionales de fútbol y baloncesto nos hacen añorar con amargura aquellos años dorados. Voces coléricas piden dimisiones y renovaciones (todo, por cierto, a toro pasado) a los bloques que idolatraban hace no tanto tiempo.

Aunque el fenómeno social que despiertan los eventos deportivos es complicado de acotar desde el punto de vista de la psicología, vamos a hacer una tentativa de explicación:

Tiene que ver en parte con el sentimiento de pertenencia a un grupo, lo que implica un sentimiento de rivalidad con otros grupos. Al final, todo esto es potenciado de forma tan poderosa que acabamos asociando nuestro equipo con nuestra propia identidad, de forma que si el equipo gana, “hemos ganado” y si el equipo pierde, “hemos perdido”.

La tradición y el aprendizaje social hacen que estos sentimientos se eleven a la categoría de pasiones, haciéndonos incluso pasar una mala semana después de que pierda el Madrid o el Atlético o, en casos más extremos, a ejercer violencia en estadios.

No es de extrañar entonces que experimentemos estas fuertes sensaciones de derrota y fracaso tras las eliminaciones de nuestras selecciones nacionales más populares. Ahora, una vez identificadas nuestras emociones y descubriendo cómo afectan a nuestras cogniciones (pasos 1 y 2 del entrenamiento en inteligencia emocional), tenemos que intentar ser capaces de situarnos en un razonamiento frío y analizar la situación.

En primer lugar, quizás deberíamos presuponer que nuestros deportistas, técnicos y federaciones han puesto todo lo que tenían y han intentado dar lo mejor de ellos, encontrándose al final con otros grandes equipos que también jugaban sus partidos, y que a nadie más que a ellos les fastidian los resultados obtenidos.

Por otra parte, es un fenómeno psicológico curioso cómo las personas se malacostumbran a lo bueno con tanta velocidad. Cuando nos habituamos a los éxitos repetidos los dejamos de percibir como un hecho puntual que hay que valorar y empezamos a verlos como una rutina que nos merecemos porque sí, y es cuando nos los quitan cuando reaccionamos, esta vez de forma negativa. Hace diez años probablemente habríamos firmado ganar dos Eurocopas y un Mundial y un Mundial dos Eurobaskets (sobre todo de la forma en que se ganaron) y no volver a ganar nada más en nuestras vidas.

Por último, es probable que cometamos un error pensando que nuestra época de oro llega a su fin.

Perder es una parte importante del deporte y de la vida.

El error nos hace aprender y avanzar. Todo el mundo sitúa el comienzo de los éxitos de la “Roja” con aquel gol de Torres a Alemania en 2008. Yo me atrevería a sugerir que empezó en el mundial de 2006, en el que fuimos eliminados por Francia en octavos de final (si no antes).

Por otra parte, esto nos podría servir para aprender a valorar los éxitos como se merecen en el resto de deportes en los que España sigue en la cúspide. Así, ahí tenemos a Nadal, Contador, Boja Vivas, Miguel Ángel López, Marc Márquez, Pedrosa, Alonso, Mireia Belmonte, Carolina Marín, las guerreras de Waterpolo, el fútbol femenino, Ona Carbonell y nuestras chicas de natación sincronizada, gimnasia rítmica, los actuales campeones de Europa League y Champions league y tantos otros que me impedirían acabar nunca este artículo.

Por todo ello, animémonos a dar el beneficio de la duda a nuestro deporte. Las categorías inferiores han estado cosechando éxitos también de forma brillante. Dejemos trabajar a los que están ahí y, al final, cuando estemos en la fase de manipular nuestras emociones, tratemos sus éxitos y fracasos con la mesura merecida.

Jaime Marcos

@Jaimemarcosred

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